La toma de la tribuna por integrantes del FAP es un evento grave que daña la construcción de nuestra, al parecer eterna, consolidación democrática. Pero mientras veía las escenas en el noticiero de López-Dóriga me dio por pensar: ¿bueno, y éstos partidos llegarán a pagar todas las que están haciendo? ¿el electorado mexicano será lo suficientemente maduro como para cobrarles la toma de Reforma, la toma de las cámaras, los amagues violentos, los insultos a las instituciones? ¿o serán los votantes del 2009 una bola de estúpidos tarugos que volverán a darle su voto a estos dizque partidos de izquierda? Creo que la elección intermedia del año próximo será una prueba de fuego no tanto para los partidos, sino para saber de qué está hecha la ciudadanía.
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¿Y el sindicato apá? Al sindicato petrolero, el corrupto, el que desvió al Pri en el año 2000 500 millones de pesos, de ese nadie habla, a esa cueva de bandidos ni quien la toque, sobre su condición actual ni quien quiera debatir. ¡Congresistas cínicos, hipócritas!
Aquí algunos mordiscos de la prensa acerca de los hechos recientes:
Héctor Aguilar Camín en Milenio:
"Imaginen que los panistas o los priistas tratan de impedir físicamente que tome posesión el jefe de Gobierno perredista de la Ciudad de México o el nuevo gobernador perredista de algún estado. Imaginen que el PAN o el PRI pagan grupos de gritones que van siguiendo a todas partes al jefe de la izquierda para cubrirlo de insultos y provocar a sus cuerpos de seguridad. Que el PRI o el PAN organizan grupos dispuestos a cerrar calles y aeropuertos si las cosas de la política no van como ellos quieren. Que legisladores priistas o panistas toman la tribuna y cancelan las sesiones en el Congreso cada vez que el PRD quiere aprobar algo en lo que sus adversarios no están de acuerdo. ¿Qué diría la izquierda si fuera gobierno frente a una oposición panista o priista que fuera como el PRD?"
J.S-H.M.:
¡Y yo que pensaba que los demócratas buscaban inaugurar la vida del Congreso en México!
Ramón Cota Meza en El Universal:
La atroz conducta de la izquierda describiría una lógica: lógica del resentimiento nacido de la orfandad ideológica por el derrumbe de su esquema de inserción en el mundo. ¿Autocrítica? Primero muertos; mejor hacerse el disimulado que mostrarse débil ante el contrario, inmolarse antes que rectificar. El perturbador delirio de la izquierda mexicana proviene de vivir bajo simulación, lo que refocila su añejo resentimiento, exacerbando así un conflicto moral duro de encarar, de ahí su inclinación a hundirse con todos antes que rectificar mediante un riguroso examen de conciencia y la humildad del caso.
Roberta Garza en Milenio.com
Hace tiempo salieron al aire unos anuncios diseñados para hacer de la corrupción algo políticamente incorrecto. Al que robe llámale por su nombre —ladrón—, decían. Los recuerdo cuando veo a López Obrador silenciando un diálogo, ése sí, tan legal como legítimo, entre legisladores democráticamente electos, amparando su violencia en medias verdades o en mentiras llanas: alega una privatización del petróleo que no existe; y alega la necesidad de un diálogo nacional que él mismo impide al ser justamente los legisladores, por él secuestrados, los representantes plenipotenciarios de todos los mexicanos. A López Obrador le importan un sorbete la pobreza, el petróleo y el supuesto fraude: su estrategia es, por violenta, la del amedrentador que busca desestabilizar con lo que pueda a las instituciones que se dejen para llegar al poder a como dé lugar: si hay necesidad de dinamitar el país, estará bien. Allí radica su peligrosidad, su doble filo: en un discurso oscurantista y falsamente bueno que deberá ser creído por sus seguidores a ciegas, sin importar la incongruencia o el absurdo.
¿Y el sindicato apá? Al sindicato petrolero, el corrupto, el que desvió al Pri en el año 2000 500 millones de pesos, de ese nadie habla, a esa cueva de bandidos ni quien la toque, sobre su condición actual ni quien quiera debatir. ¡Congresistas cínicos, hipócritas!
Aquí algunos mordiscos de la prensa acerca de los hechos recientes:
Héctor Aguilar Camín en Milenio:
"Imaginen que los panistas o los priistas tratan de impedir físicamente que tome posesión el jefe de Gobierno perredista de la Ciudad de México o el nuevo gobernador perredista de algún estado. Imaginen que el PAN o el PRI pagan grupos de gritones que van siguiendo a todas partes al jefe de la izquierda para cubrirlo de insultos y provocar a sus cuerpos de seguridad. Que el PRI o el PAN organizan grupos dispuestos a cerrar calles y aeropuertos si las cosas de la política no van como ellos quieren. Que legisladores priistas o panistas toman la tribuna y cancelan las sesiones en el Congreso cada vez que el PRD quiere aprobar algo en lo que sus adversarios no están de acuerdo. ¿Qué diría la izquierda si fuera gobierno frente a una oposición panista o priista que fuera como el PRD?"
J.S-H.M.:
¡Y yo que pensaba que los demócratas buscaban inaugurar la vida del Congreso en México!
Ramón Cota Meza en El Universal:
La atroz conducta de la izquierda describiría una lógica: lógica del resentimiento nacido de la orfandad ideológica por el derrumbe de su esquema de inserción en el mundo. ¿Autocrítica? Primero muertos; mejor hacerse el disimulado que mostrarse débil ante el contrario, inmolarse antes que rectificar. El perturbador delirio de la izquierda mexicana proviene de vivir bajo simulación, lo que refocila su añejo resentimiento, exacerbando así un conflicto moral duro de encarar, de ahí su inclinación a hundirse con todos antes que rectificar mediante un riguroso examen de conciencia y la humildad del caso.
Roberta Garza en Milenio.com
Hace tiempo salieron al aire unos anuncios diseñados para hacer de la corrupción algo políticamente incorrecto. Al que robe llámale por su nombre —ladrón—, decían. Los recuerdo cuando veo a López Obrador silenciando un diálogo, ése sí, tan legal como legítimo, entre legisladores democráticamente electos, amparando su violencia en medias verdades o en mentiras llanas: alega una privatización del petróleo que no existe; y alega la necesidad de un diálogo nacional que él mismo impide al ser justamente los legisladores, por él secuestrados, los representantes plenipotenciarios de todos los mexicanos. A López Obrador le importan un sorbete la pobreza, el petróleo y el supuesto fraude: su estrategia es, por violenta, la del amedrentador que busca desestabilizar con lo que pueda a las instituciones que se dejen para llegar al poder a como dé lugar: si hay necesidad de dinamitar el país, estará bien. Allí radica su peligrosidad, su doble filo: en un discurso oscurantista y falsamente bueno que deberá ser creído por sus seguidores a ciegas, sin importar la incongruencia o el absurdo.
Las adelitas:
La generala Sheinbaum.
La coronela Alejandra Barrales.
La activista y actriz Jesusa Rodríguez comanda la brigada las Enaguas profundas.
Laura Itzel Castillo, coronela de la brigada Herberto Castillo;
Martha Pérez Bejarano, encargada de la brigada Coronela Alanís.
Lenia Batres, hermana de Martí Batres y de la diputada Valentina Batres, responsable de la brigada Benita Galeana.
Patricia Ruiz Anchondo, que tiene a su cargo la brigada Amalia Solórzano.
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