Friday, September 25, 2009

Sobre como poner el cuerno

No te acuestes nunca con mujeres estúpidas. Si lo haces, acabarás volviéndote estúpido tú también. Quien va con tontas, termina tonto. Pero tampoco vayas con mujeres que valgan demasiado la pena. Si te juntas con mujeres demasiado buenas, ya no podrás volver atrás. Y no poder volver atrás significa perderse.

Jamás debes ponerle un piso a una mujer. Eso es fatal. Además, y pase lo que pase, regresa siempre a casa antes de las dos de la madrugada. Es la hora límite. Y una cosa más. Nunca utilices a los amigos como pretexto para ocultar una infidelidad. Puede descubrirse todo. Si eso sucede, ¡mala suerte! Pero no tienes por qué perder además a un amigo.

Tuesday, September 22, 2009

La valentia

¡La valentía! ¿Hay cosa tan digna de burla? Pues no habiendo ninguna en el mundo sino la caridad con que se vence la fiereza de otros y la de sí mismo, y la de los mártires, todo el mundo es de valientes; siendo verdad que todo cuanto hacen los hombres, cuanto han hecho tantos capitanes valerosos como ha habido en la guerra, no lo han hecho de valentía, sino de miedo. Pues el que pelea en la tierra por defenderla, pelea de miedo de mayor mal, que es ser cautivo y verse muerto, y el que sale a conquistar los que están en sus casas, a veces lo hace de miedo de que el otro no le acometa, y los que no llevan este invento, van vencidos de la codicia.
¡A robar oro y a inquietar los pueblos apartados, a quien Dios puso como defensa a nuestra ambición mares en medio y montañas ásperas! Mata uno a otro, primero vencido de la ira, pasión ciega, y otras veces de miedo que le mate a él.

- Quevedo

Sunday, September 20, 2009

magnetismo

En el curso de toda mi vida, son contadas las ocasiones en que me he sentido atraído por mujeres bellas en el sentido general del término. A veces he ido andando por la calle con un amigo que de improviso comentaba: «¿Has visto? ¿Te has fijado en lo guapa que era esa chica?», pero yo, cosa extraña, no lograba recordar el rostro de esa «hermosa» mujer.
Tampoco me han fascinado jamás las modelos. No sé por qué pero es así. Ni siquiera en la adolescencia, cuando la frontera entre el mundo real y el de los sueños es tan imprecisa y los anhelos exhiben su fuerza de una manera casi prodigiosa, jamás me gustaron las chicas guapas sólo por el hecho de serlo.
Lo que me atraía no era la belleza externa cuantificable e impersonal, sino algo más absoluto que se hallaba en el interior. De la misma manera que hay quien ama secretamente los diluvios y los apagones, yo prefería ese algo recóndito que alguien del sexo opuesto emitía hacia mí.
A ese algo voy a llamarlo «magnetismo». Una fuerza que te atrae y te absorbe, te guste o no te guste, quieras o no. Quizá pueda compararse al aroma de un perfume.

iluminada

"En realidad, en ese encierro inexplicable me iluminé. El paraíso es así, eres libre y sin preocupaciones. No hay hombres que se fijen en tu ropa o en tu peinado, ni nadie que critique el tamaño de tus pechos ni el tipo de mirada que tienes. No hay reuniones sociales a las que hay que correr, ni policías que te refrenen las locuras, ni jefes que supervisen tus adelantos en el trabajo, ni una distinción clara entre la oscuridad de la noche y lo brillante del día, y tampoco hay nadie que venga a aprovecharse de tus sentimientos".