Tuesday, December 13, 2011

Peña Nieto: producto milagro

Los productos milagro se presentan con características que no tienen y propiedades que no poseen; son un fraude, se ven bonitos en la tele, pero no sirven para gran cosa. Todos los productos milagro están basados en falsas promesas, exagerando las supuestas cualidades que tienen dichos productos y tienden a confundir al público mediante andanadas de anuncios televisivos que son totalmente desorientadores. Al hacer esta descripción de los productos milagro, resulta que a mi juicio, el precandidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, le da un tufillo de producto milagro. Él es un producto milagro que se ve bien en tele, pero cuya capacidad para lograr llevar al país a buen puerto está ahora, más que nunca, seriamente en duda. René Drucker Colín

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abajo del copete, tiene un tatuaje de nacimiento que se lee: “insert brain here”…. Pero creo que se les olvido instalarle uno

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Los deslices de Peña Nieto se agudizaron a partir de que dejó la gubernatura y, como el recuento evidencia, su ignorancia e incultura son patentes, pero también su incapacidad para afrontar aceptablemente situaciones inesperadas que ni siquiera son complejas, pero sí en ambientes o circunstancias en las que él no tiene el control absoluto. Esto último es incluso más grave que su ignorancia e incultura, pues una de las responsabilidades fundamentales de un presidente es precisamente resolver problemas complejos, diversos, mutantes y, en muchas ocasiones, inesperados. JESÚS CANTÚ


Candidatos, funcionarios y figuras públicas reniegan de las redes sociales, pero cuando lo requieren se cuelgan de ellas para satisfacer su avidez de notoriedad. Quizá habría que decirle a Peña Nieto que detecta tras de cada tuit un compló, que el Twitter no está para darle gusto a nadie. Ahí no hay piedad ni filtros, ni secretarias ni asesores, ni guaruras que impidan comentarios y ojetadas. Porque todos padecen del síndrome de Tourette y dicen lo que piensan, como lo piensan, sin anestesia, guiones predeterminados o maiceos. Y cuando los hay, son detectados y señalados inmediatamente. Por eso, porque estaba acostumbrado a mimos y arrumacos, @EPN se siente víctima de sus enemigos que lo quieren acabar por ser bonito. Seguramente en su guarida, rodeado de sus decenas de asesores (a los que Quique tendría que haber corrido desde la primera pifia como le sugerí), se relamía los bigotes ante el número de seguidores que se le acumulaban en su cuenta. Jairo Calixto Albarrán

Monday, December 12, 2011

Peña Nieto y lo que nos espera

Es intrascendente que un jefe de Estado o gobierno lea o no lea poesía o literatura de ficción. Lo importante es que sea lo bastante inteligente para rodearse de hombres y mujeres con cerebros más poderosos que el suyo: que los consulte y llegado el caso haga lo que le recomiendan.

Peña Nieto todavía no es ni siquiera candidato –apenas se registró como precandidato– y ya le vimos las verrugas en las nalgas.

No recuerdo a ningún aspirante a puesto público o funcionario de gobierno cuyos hijos se hayan expresado de los mexicanos con tanto desprecio.

Sabemos que si gana PN nos recetará seis años de lo mismo, pero peor. Ignorábamos que además nos pretende castigar con su desdén.

Pero parece que los Peña Nieto están en la mejor disposición no sólo de robar, sino de despreciarnos, además


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Querida Paulina Peña Pretelini

Héctor Zagal

En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental.

Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos ni quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben de hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben de comer carbohidratos (tortillas), deben de estudiar en salones sin computadoras, deben de apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

“Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable

¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?