Tuesday, October 28, 2008

Arreola y la palabra

“Lo bueno de tener voz no es hablar sino callar”. Garibaldi

En teoría todos los humanos tenemos derecho al uso de la palabra; en la práctica no todos pueden hablar y muchos de los que hablan quedan por debajo de la dignidad de la palabra. En 1967 Juan José Arreola enseñaba que el hombre había creado la palabra para nombrar al mundo y mostrar su rostro, pero que en México empleábamos la palabra para escondernos, porque en nuestra cultura mostrarse era perderse

La palabra es un instrumento de la política. Hay que saber utilizarla con destreza, con sentido de la oportunidad, con mesura. Esas cualidades están ausentes en la presencia verbal de nuestros gobernantes. Porfirio Muñoz Ledo ejerce el don de la palabra con donaire pero solía hacerlo con exceso. Tanto que se le hizo protagonista de un chiste según el cuál, cada vez que aterrizaba en un aeropuerto y veía en la aduana el letrero donde se indica que se presenten quienes tienen algo que declarar, acudía presuroso a decir: “sí, cómo no, ¿sobre qué tema?”.
No es preciso hablar siempre. A menudo vale más el silencio que la opinión. La música sería una enojosa sucesión de ruidos si las notas no estuvieran entreveradas con la dosis adecuada de pausas, de espacio carentes de sonoridad. Por contraste, crece el valor de lo que se escucha. No hay que dejar de hablar, el autoritarismo no necesitaba dar explicaciones a nadie y podía darse el lujo del silencio desdeñoso. La democracia tiene que privilegiar el uso de la palabra sin abusar de ella ni banalizar las expresiones.