Saturday, April 30, 2011

El encubrimiento de Juan Pablo II



La política de Juan Pablo II frente a los sacerdotes pederastas se hizo evidente en una afirmación candorosa y terrible del cardenal Dario Castrillón, uno de sus colaboradores más cercanos. Durante un homenaje al pontífice en la Universidad Católica de Murcia, en abril de hace un año, Castrillón dijo que en 2001 había enviado una carta de felicitación al obispo francés Pierre Pican por no haber denunciado ante la autoridad civil a un sacerdote pederasta que después fue condenado a 18 años de cárcel. Aquel reconocimiento, dijo el cardenal Castrillón, había tenido el visto bueno de Juan Pablo II, quien lo autorizó “enviar la carta a todos los obispos del mundo”.

La carta del cardenal Castrillón decía: “Lo has hecho muy bien y estoy encantado de tener un compañero en el episcopado que, a los ojos de la historia y de todos los obispos del mundo, habría preferido la cárcel antes que denunciar a su hijo sacerdote”.

El obispo Pican fue condenado a tres meses de prisión por encubridor. El testimonio de Castrillón, quien durante una década fue prefecto de la Congregación para el Clero, es revelador de la política de aquellos años.

Durante todo su papado, el tercero más largo en la historia, Juan Pablo II se caracterizó por tratar de esconder los casos de los pederastas, el más llamativo de los cuales fue el de Marcial Maciel, y alentó a los obispos para que hicieran lo mismo. Nunca reconoció los hechos ni las denuncias. Tampoco pidió perdón a las víctimas y se negó a recibirlas. Ésa fue su política en la materia durante 26 años de papado.


Thursday, April 28, 2011

Ruego Al Lector



Lector, lectora: algunos autores te ruegan que no prestes sus libros a nadie, porque, prestándolos, pones a tus amigos en condiciones de que no necesiten comprarlos, con lo cual el escritor sale perjudicado en sus intereses.

Yo, que tengo los mismos intereses que los demás autores, te ruego todo lo contrario, esto es: que prestes en cuanto lo leas el presente libro. Como la persona a quien se lo dejes no te lo devolverá, tú te apresurarás a comprar otro ejemplar inmediatamente. También ese segundo ejemplar debes prestarlo y adquirir un tercero y prestarlo; y adquirir otro más y prestarlo también…

Con tal sistema, a pocos amigos que tengas a quienes acostumbres a prestar libros, yo haré un buen negocio y te quedaré agradecidísimo.

Enrique Jardiel Poncela, Amor se escribe sin hache, 1928


Sunday, April 24, 2011

El festín de la hipocresía


Arnoldo Kraus

La soberbia y la hipocresía son dos conductas aborrecibles. Quizás sean las formas de actuar que más enfado propician. La hipocresía se ejerce en forma individual, comunitaria o nacional; la soberbia es más frecuente en individuos que en grupos. Ambas conductas se aprenden desde temprano; en la casa y en los círculos inmediatos: escuela, familia, amigos. Los soberbios dañan menos que los hipócritas. Destilan arrogancia e impudicia. Se les detesta por su forma de ser y de actuar. Producen rechazo y encono. Dañan poco y se les puede ignorar. Ignorarlos es una vía para disminuirlos.

Los hipócritas suelen dañar. Cuando la hipocresía se contagia y adquiere el visto bueno de la sociedad o la aprobación de los políticos como uno de sus ejes de acción las mermas pueden ser enormes. Buena parte de lo que sucede en el mundo contemporáneo tiene que ver con el hábito de la hipocresía política, que además de hábito es escuela.

La esencia de ese ideario se resume en una frase de Timothy Garton Ash: Haz lo que decimos, no lo que hacemos. En política la necesidad es más poderosa que la honestidad y la hipocresía más necesaria que la ética.