Thursday, June 03, 2010

eterna orden mendicante


¿De qué viven los escritores? A diferencia de otros oficios el del escritor es un caso singular: requiere de otros trabajos para subsistir. Jaime Sabines vendió telas para hacerse de algunos pesos. Martín Luis Guzmán tuvo que ser senador, Juan Rulfo vendió llantas, Octavio Paz y Jaime Torres Bodet tuvieron que ser burócratas. Álvaro Mutis hizo doblajes como el del célebre detective Eliot Ness en la serie Los Intocables y Gabriel García Márquez, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y Fernando del Paso hicieron publicidad para contar con ingresos.
Gabriel Zaid se ha dedicado a la elaboración de directorios telefónicos especializados desde 1973 y Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis viven de sus conferencias y trabajos periodísticos.
¿Y no Borges fue bibliotecario y Cervantes soldado?
Un albañil vive de la construcción de las casas y los muros que levanta. Los plomeros, de las tuberías que reparan y de las redes hidráulicas que instalan. Los carpinteros fabrican sillas para sentarnos y mesas donde podemos comer o trabajar. Unos y otros viven de su trabajo y, mientras más sofisticado, es sus percepciones aumentan. Es difícil imaginar albañiles levantando casas por mero gusto para que las usen los transeúntes o carpinteros repartiendo gratuitamente muebles en la vía pública para que dispongan de ellos quienes los necesiten.
Al recibir el Premio Cervantes José Emilio Pacheco recordó que todos los escritores son, lo quieran o no, miembros de una orden mendicante. Algunos como Lope de Vega se humillan “ante los duques, condes y marqueses”. Situación que en nuestros días según el poeta “sólo ha cambiado de nombres”.
Parece que escribir es para los verdaderos escritores un misterio, una pasión secreta que se hace pública. Y digo verdaderos porque abundan los novelistas sin prosa, los poetas tartamudos que como los libreros, publicistas y editores sin oficio muchas veces ganan más que aquellos que sólo ven en el lenguaje un destino: el destino de ser una voz más en el coro de la tradición de un idioma.

Tuesday, June 01, 2010

Gente que se esfuma


En diciembre de 2008 desapareció Félix Batista, un consultor norteamericano en materia de secuestros, llegado a Torreón en ejercicio de su profesión, subido voluntariamente a un vehículo, lo que sugiere que eran conocidos suyos quienes iban a bordo, y del que no se sabe más a partir de entonces, para angustia de su familia radicada en Miami.
El 21 de marzo de 2009 desaparecieron 12 personas, procedentes del Estado de México, dedicadas a la venta de pintura. Viajaban en dos vehículos y en Piedras Negras realizaron su trabajo. "Alrededor de las 15.30 horas del día 21 los tripulantes de una de las camionetas se reportan con otros compañeros que se quedaron en Monclova e informen que no saben de sus compañeros que se encontraban en la otra camioneta. Después de esa llamada no se volvió a tener comunicación con los tripulantes de ambos vehículos". Otro caso asombroso, enigmático es quizá más grave aún, si es que en estos acontecimientos cabe gradación alguna. El 14 de mayo de 2007 desapareció en Cadereyta Hilario Vega Zamarripa. Él era trabajador de la refinería de Pemex en ese municipio de Nuevo León. Dirigía la sección sindical, la número 49, del sindicato petrolero. Su hermano David sufrió igual suerte poco después y así, en las siguientes horas y días, fueron privadas de su libertad, no se sabe por quién ni por qué causa, otros parientes de los Vega Zamarripa y otros petroleros, hasta sumar 37.
Nadie en sus cabales puede alegrarse de lo que ha ocurrido a Diego Fernández de Cevallos. Mientras se le rescata, sea propicia la ocasión para afirmar que nadie merece simplemente ser esfumado.

Monday, May 31, 2010

Fernando Vallejo 'El don de la vida'

Los jóvenes pueden llegar a ser eruditos, pero no sabios. La sabiduría es cosa de los viejos, aunque no de todos: de algunos, de unos pocos, de los que se han dado cuenta del inmenso desastre que es esto y de que como no sea para la muerte no vamos para ninguna parte. De que estamos muriéndonos todos los días de a poquito.

La vida no es un don, es una desgracia.

Me quiero morir en Medellín para juntar allí los restos del naufragio y no morir desintegrado. Volviendo al comienzo, a lo que fui cuando era niño, que es cuando he sido más yo mismo... Me gustaría irme a morir en esa casa, de suerte que después de haber andado tanto no haya avanzado ni un palmo.

Me di cuenta de que no era el séptimo arte como me habían hecho creer. No es un arte. Un nuevo lenguaje sí, pero muy limitado y artificioso. Dividir la realidad en planos no corresponde a nada real, es un artificio absurdo. En cine no se puede decir casi nada. En literatura sí. Otra cosa es que desde la Ilíada y la Odisea no hayamos sido capaces de captar en toda su complejidad y su horror la vida humana.

Fernando Vallejo Rendón (Medellín, 24 de octubre de 1942) es escritor, pianista y director de cine, naturalizado mexicano en 2007. es autor de 16 libros, entre novelas, biografías y obras científicas para las cuales acostumbra destinar años de investigación: 10 para la biografía de Barba Jacob; 10 de estudio de ciencias biomédicas para La tautología darwinista; cuatro para el Manualito de imposturología física; y más de dos para La puta de Babilonia.