Saturday, August 07, 2010

Mierda de artista




Piero Manzoni, “Mierda de artista”

Friday, August 06, 2010

Crímenes reales, crímenes imaginarios



Por Félix Romeo
Te mata la persona con la que vives. La persona con la que follas y con la que vas a comprar los yogures al supermercado. Te mata la persona a la que lavas la ropa y con la que buscas en internet un lugar de vacaciones. Te mata la persona a la que preparas una manzanilla cuando se ha pasado con la bebida. Matas a la persona que te pregunta si quieres azúcar en el café. Matas al padre de tus hijos. Matas a la mujer a la que haces aguadillas en la piscina. Matamos lo que tenemos cerca. Lo que amamos y hemos dejado de amar. Matamos a nuestro socio y a nuestra madre. Y si te mata un extraño, es posible que haya sido contratado por alguien muy cercano.
Por eso sorprende que tengamos tanto miedo a los extraños, que generemos tantos recelos ante los desconocidos. Los extraños y los desconocidos nos matan raramente. Casi por error. Sí, hay asesinos psicópatas, aunque más en la ficción que en la realidad, y sí, hay violadores, aunque los violadores también suelen haber tenido algún contacto con sus víctimas, y sí, hay enemigos que se atreven a matarte, aunque no son muchos, y sí, hay atracadores que tienen poco cerebro y el gatillo fácil. Pero es mucho más difícil que acabes asesinado por estos psicópatas, violadores, enemigos y atracadores estúpidos a que te mate tu propio marido, tu hermano, tu amigo.
La combinación obsesiva de prueba y móvil es, narrativamente, fantástica. Y eso que el móvil, casi siempre, salvo en los casos de psicopatía, violación, terrorismo o chapuza terrible, es el mismo: dinero. Los enemigos también suelen matar por dinero. Los enemigos, aparentemente lejanos si los contemplamos desde la perspectiva del mundo afectivo, suelen proceder de nuestro campo de actuación. Pondré dos ejemplos: es más fácil que yo tenga un escritor enemigo a que yo tenga un enemigo astrofísico; es más fácil que me odie un vecino que me odie un tipo que vive a 3.000 kilómetros de mi casa.

Thursday, August 05, 2010

Tuesday, August 03, 2010

La gran prostituta, la gran Babilonia


La gran prostituta, la gran Babilonia
Por: Jean Meyer

La Iglesia católica vestida de púrpura, dedicada a la prostitución con los reyes y los millonarios.
A fines del siglo IX fue electo Papa Sergio III, elección organizada por el senador Teofilacto y su esposa Teódora. La pareja controló el papado durante más de veinte años. Sergio III se acomodó de su tutela, tan bien que tuvo como amante una de sus hijas, Marusia, de veinte años. De tal unión nació un varón que llegaría a ser el papa Juan XI. Luego, a la muerte de Teofilacto, Marusia tomó el relevo; con la ayuda de su esposo, el conde Vito de Toscana, mandó encarcelar, luego matar al papa Juan X que pretendía emanciparse.
Después de nombrar dos papas de transición, Marusia impuso al hijo bastardo que había tenido del papa Sergio; Juan XI fue el instrumento dócil de su madre. Años después, le tocó al nieto de Marusia sentarse en la silla de Pedro, bajo el nombre de Juan XII, cuando acababa de cumplir dieciséis años. La vida privada de aquel Juan, que gustaba de las fiestas ruidosas y de los placeres violentos, escandalizó hasta al pueblo romano, acostumbrado a muchas cosas. Uno de sus sucesores fue otro Juan, el decimotercero, hijo de Teódora la joven, hermana chica de Marusia. Aquella Marusia se encuentra al origen de la leyenda de la papisa Juana, ahora llevada a la pantalla, y lo merece puesto que, en resumen, fue amante de Sergio III, madre de Juan XI, abuela de Juan XII y tía de Juan XIII.
En este periodo oscuro que va del 870 hasta el año 1050, el clero no se encontraba en mejor situación. Los obispos, integrados a la nobleza feudal, consideraban su diócesis como bien de familia y todo se vendía, parroquias, abadías y sacramentos; un sínodo reunido en 909 en Francia lamenta que “malos sacerdotes se pudren en el estiércol de la lujuria y su mala conducta daña la reputación de los que siguen castos, puesto que los laicos tienen tendencia a decir, con razón, “tales son los sacerdotes de la Iglesia”.”

Monday, August 02, 2010

Bebedores




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