Thursday, February 21, 2008

Fidelismo sin Fidel



"No es, por tanto, necesario a un príncipe poseer todas las cualidades, pero es muy necesario que parezca tenerlas. E incluso me atreveré a decir que si las tiene y si las observa siempre son perjudiciales, pero si aparenta tenerlas son útiles; por ejemplo: parecer clemente, leal, humano, íntegro, devoto y serlo, pero tener el ánimo predispuesto de tal manera que si es necesario no serlo, puedas y sepas adoptar la cualidad contraria".
Nicolás Maquiavelo, El príncipe.



En penultimosdias.com. Iván García desde La Habana
Aunque se sospechaba que de un momento a otro, en vísperas de la nueva integración del parlamento cubano, el 24 de febrero, Fidel Castro abdicaría de algunos de sus cargos, la noticia le puso los pelos de punta a no pocos en la isla. No era para menos. El 70 por ciento de la población cubana nació bajo el poder omnímodo del anciano guerrillero, un fósil de la Guerra Fría que ha regido los destinos del país como si fuese una finca familiar. Castro ha estado siempre detrás de todo. Desde enseñar a leer a cientos de miles de analfabetos en 1960, prometer llevar la salud y la educación gratuita al alcance de todos o colocar a Cuba como una de las diez potencias deportivas del planeta. Entrenó en la isla a guerrilleros de medio mundo. Llevó la subversión a varias naciones, con guerras costosas como las de Angola y Etiopía en 1975, pero antes en Argelia, Congo, Guinea Bissau.
Además de despilfarrar los escasos recursos de la exigua economía local, ya en 1962 había puesto a Cuba al borde de una guerra nuclear, cuando aceptó tropas y armas atómicas rusas en el territorio nacional. Para muchos fue un aventurero impredecible, para otros, el tipo bravucón que sacaba de quicio a los gringos. Eso sí, carismático y super locuaz. Fueron pocos los que se detuvieron a analizar los desvaríos del líder. Si una mañana decía a sembrar plantas de café en las afueras de La Habana, allá iba la gente, a ritmo de conga. Su mentalidad guerrillera no concebía que los niños necesitaban juguetes más de una vez al año y que una persona no era pequeño burguesa ni tenía flaquezas ideológicas por querer tener unos blue jeans, gustarle los Beatles o poseer dos pares de zapatos.
El comandante creaba un plan tras otro, algunos descabellados. Casi todos fracasaron, o el líder máximo se aburría y pasaba al próximo proyecto. Su capacidad de inmiscuirse y querer saberlo todo es proverbial. Desde dirigir la guerra de Angola en una oficina de La Habana hasta calcular la cantidad exacta de bombones que tocaba a cada soldado en las trincheras africanas. Quisquilloso y ególatra, astuto y malhumorado, Castro ya es historia. Sus partidarios son cada vez menos: 7 de cada 10 cubanos desaprueban su gestión.
En la mañana del 19 de febrero de 2008, la gente de a pie tomó con calma la noticia. Cansados de campañas revolucionarias, marchas y consignas, los cubanos dudan que el próximo presidente, no sea una continuación de su política. Pero también hay un resquicio para la esperanza. Algunos como Juan Oñate, obrero, cree que aunque nada cambie, "al menos Raúl habla menos y no está presente tanto en la vida de los cubanos como Fidel".
Los disidentes no son tan optimistas. Martha Beatriz Roque Cabello, presidenta de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil, piensa "que todo no es más que una vulgar sucesión".
Los hay esperanzados, como el economista Rogelio Ruiz, que opina que el gobierno adoptará el modelo chino, flexibilizará los viajes al exterior y eliminará el CUC, la moneda que representa a la divisa fuerte y la que posee valor real. Pero ya la calma escasea. Tras casi 50 años de pobreza material y penurias, la paciencia se agota y la desilusión aumenta. Para el cubano medio las buenas noticias siguen siendo la posibilidad de emigrar al extranjero o de que un familiar te pueda enviar 100 dólares, o mejor aún, 100 euros. Eso sí, la gente está consciente de que ya nada será igual después del supermartes cubano.
El trabajo de la maquinaria del partido para que los cubanos se acostumbraran a que Castro no era imprescindible, demoró año y medio. Si los cambios que pronostican algunos optimistas en la Isla y en el exterior se suceden a ese ritmo, entonces habrá que seguir esperando. Y si algo saben los cubanos es esperar.

Otros comentarios
"Me alegro por todo mundo. Por Fidel también. Que descanse un poco. Que se ponga a escribir sus memorias. Su problema es que no confía en nadie, ni en su hermano. Esto que está haciendo podría haberlo hecho hace 25 años"—Eliseo Alberto Diego.


"Que esta dictadura en su parte más cerradamente unipersonal termine por voluntad del dictador no me representa un avance, sino un estado de cuentas. Yo llegué, me arraigué y me voy porque así lo dictan mis condiciones físicas. En todo esto no interviene en lo mínimo la voluntad del pueblo, tan enarbolada"—Carlos Monsiváis.


"Aun si Castro ya no se encuentra al mando, la maquinaria represiva que él construyó a lo largo de casi medio siglo se mantiene completamente intacta. Hasta que eso no cambie, es poco probable que se produzcan avances concretos con respecto a los derechos humanos en Cuba"— Human Rights Watch.

Wednesday, February 20, 2008

¡Goodbye Fidel!




Fidel se va, pero obvio, no se va del todo, y a lo largo de las siguientes semanas se estará comentando mucho al respecto.

Monday, February 18, 2008

Preguntas, preguntas

¿Te pareces más a tu padre o a tu madre?
¿Has salido con alguien mayor que tú y qué te ha enseñado?
¿Cuál es la primera imagen que tienes del cuerpo?
¿Te gustan las montañas rusas?
¿Qué te imaginas que le pasa a uno después de que el cuerpo muere?
¿Cómo explicas que Mozart escribiera sinfonías a los siete años?
¿Alguna vez has querido tanto a un animal hasta el punto de desear que pudiera hablar como tus amigos humanos?
¿Tienes esperanzas para la humanidad? Y en caso de que no, ¿cómo eres capaz de seguir honestamente con tu vida siendo consciente de esa falta de esperanza?
¿Qué regiones del cerebro son las más activas cuando el escritor escribe?
¿Cuándo el soñador sueña?, ¿cuándo el asesino maquina?
¿Qué regiones del cerebro luchan para prevenir que el honrado estafe?, ¿que el héroe se sacrifique?.
¿Cómo funciona la levadura?, ¿qué es el gluten?
¿Quién y dónde hizo pan por primera vez?
¿Por qué la vainilla es uno de los condimentos más populares del mundo?
¿Qué relación existe entre las algas y el glutamato monosódico?
¿Por qué nunca los hijos de los sabios son sabios?

El pivote de la izquierda


A las puertas de la recesión económica, entre el tiroteo del crimen organizado que tiene contra la pared al Estado, de cara a una canasta legislativa cargada de reformas importantes, frente a grupos tentados por la lucha armada y en medio de la contradicción que a veces lo disminuye o nulifica, el perredismo tiene su competencia interna por la dirección de su partido. El lenguaje perredista se ha ido pervirtiendo. Dialogar es traicionar, negociar es transar, acordar es ceder, reconocer es sucumbir y, así, se reniega de la política sin optar por prácticas de participación mucho más radicales. ¿Cómo encarar al crimen organizado? ¿Cuál postura impulsar frente a la necesidad de sanear y reformar a Petróleos Mexicanos? Son preguntas a las que se responde con lemas, coros y consignas, pero no con alternativas posibles. Una y otra vez el perredismo ha dejado saber en contra de qué está, pero no siempre deja saber a favor de qué está. Si el perredismo, en verdad, pretende reubicarse en la escena y hacer política como un partido con vocación de poder y proyecto de nación, tendrá que cumplir, hacia adentro y hacia afuera de su organización, con los principios democráticos que tanto reclama y abandera pero no siempre hace valer hacia adentro y hacia afuera. Si el perredismo no advierte la urgencia de reconstruir un instrumento político para la ciudadanía, podrá seguir jugando al testimonio y la denuncia, a las prerrogativas y las cuotas, a la resistencia y la razón histórica pero, en el fondo, tendrá que asumir la responsabilidad de quitarle un pivote al trípode de los partidos que dominan la escena: el pivote de la izquierda.
A la distancia queda claro que AMLO le arrebató al PRD la candidatura presidencial y la de GDF, no porque pretendiera el avance de la izquierda y menos porque se tratara de un demócrata preocupado por las causas populares, sino porque su proyecto era y sigue siendo el de regresar al PRI al poder absoluto. Por eso López Obrador disputó con todo a Jesús Ortega la candidatura al GDF; por eso hizo todo lo posible por dejar ese poder en manos de Marcelo Ebrard. Y sí, por eso hoy hace todo lo posible por quedarse con el PRD. En realidad Los Chuchos y López Obrador son sólo políticos, sin más ideología que sus intereses personales y de grupo, y como tales están hechos de la misma madera. La diferencia es, como decía El General Cárdenas, "el modito". Y no se requiere una bola de cristal, ser adivino y menos iluminado, para entender que Marcelo Ebrard tiene ante sí sólo dos caminos posibles: el de pasar a la historia como el subordinado de AMLO, el que le cuidó el negocio, o un político que piensa, actúa y decide con cabeza propia. En los previos al destape presidencial rumbo a las elecciones de 1994, los dos punteros eran Manuel Camacho y Luis Donaldo Colosio. El primero nunca se destapó de manera abierta para pelear frontalmente por la posibilidad de ser candidato presidencial, en espera de que su amigo y jefe, Carlos Salinas, lo premiara por su lealtad. El segundo, en cambio, sin tener certeza alguna, peleó por una mera posibilidad. El desenlace ya todos lo conocen. Hoy, Marcelo Ebrard hace todo por ser candidato presidencial, pero en público hace todo por aparecer como un "pelele" de AMLO, en espera de que el jefe lo premie por su lealtad, con la esperanza oculta de que el tabasqueño se retire de la contienda presidencial, para dejarle el lugar a Marcelo.