Tuesday, August 05, 2008

Ahora sí, ahora no


Cambiar de opinión no muy seguido pero sí de vez en cuando puede ser una virtud, porque significa oídos atentos a pareceres distintos del propio. Pero es al mismo tiempo un defecto, porque las posiciones deben derivar del estudio profundo, al cabo del cual la conclusión debe permanecer firme. Cualidad o su contrario, el hecho es que quien la posee y por su causa pasa de la euforia a la crítica. Nadie tiene el monopolio de la insensatez.


Todo individuo que tiene convicciones debe defenderlas vigorosamente, hasta que otra opinión lo persuada de que está equivocado, si lo está. Nadie, sin embargo, debe desacreditar y ofender a quien piensa diferente, primero, porque nadie está inmunizado contra el error, y segundo, porque en la ignorancia todos somos gigantes y en la sabiduría casi todos somos enanos. Por más etiquetas que nos colguemos del cuello.

El término de seguridad nacional


El término de seguridad nacional es definido como una situación donde la nación se desarrolle libre de amenazas externas y disfrute de estabilidad interna, pero acorde con el estado de derecho. La represión política del 68, del 71y la guerra sucia que siguió significó en el corto plazo seguridad para los gobiernos de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo. A la larga la represión restó legitimidad al régimen, debilitó al Estado, evidenció la ausencia del estado de derecho y no aumentó en nada la seguridad de la nación. Desde el siglo XIX y a lo largo del XX el grupo gobernante definió como un ataque a la nación, al Estado, al régimen, al gobierno y a la ciudadanía, las acciones de aquéllos que le desafiaron para retarlo en el campo militar, electoral o laboral: maderistas, aguaprietistas, delahuertistas, escobaristas, cristeros, almazanistas, henriquistas, vallejistas y cardenistas. Las movilizaciones políticas independientes, como los movimientos de trabajadores o los estudiantes del 68 y del 71, también fueron calificados como enemigos tanto del gobierno como del Estado y de la nación misma. La inseguridad que millones de mexicanos experimentan cotidianamente hoy frente al crimen organizado, aunada a la inseguridad material producto de un pobre crecimiento de la economía, han dado por resultado una gran incertidumbre sobre la naturaleza del futuro inmediato de la sociedad mexicana en general y, sobre todo, para esa mitad de la población clasificada como pobres o pobres extremos.

Nueve palabras o enunciados peligrosos que las mujeres utilizan.


Ustedes creen? O puros falsos... jajaja… algunas me sonaron familiares...


1. OK: Esta es la palabra que las mujeres utilizan para finalizar una discusión cuando han decidido que ellas tienen la razón y ya no te harán mas caso.


2. CINCO MINUTOS: Si ella se está arreglando significa media hora, pero si eres tú quien se los toma entonces cinco minutos son exactamente cinco minutos, cuando te han concedido cinco minutos adicionales para terminar de ver el partido antes de salir para ayudar con la compra.

3. NADA: Es la calma antes de la tormenta. Significa algo y deberías estar totalmente alerta; las discusiones que empiezan con nada, normalmente acaban con ok (Ver punto 1).

4. NO HAY PROBLEMA (también ADELANTE HAZLO o NO, NO ME MOLESTA): Es un reto, y no significa para nada darte permiso. Ni se te ocurra hacerlo! Si lo haces, ya te cargo la chingada.

5. GRAN SUSPIRO: En realidad el suspiro no es una palabra; pero habitualmente los hombres no lo entienden. Un suspiro alto y claro significa que ella piensa que eres idiota y se pregunta por qué esta perdiendo el tiempo discutiendo por nada (Ver punto 3).

6. MUY BIEN: Esta es una de las frases más peligrosas que una mujer puede decir a un hombre. MUY BIEN significa que ella meditará cuidadosamente antes de decidir cómo y cuándo pagarás por tu equivocación.

7. GRACIAS: Si una mujer te agradece algo, No preguntes, No dudes, solo di de nada.

8. ES IGUAL (también ME DA LO MISMO): Es la forma femenina de mandarte a chingar tu madre.

9. TRANQUILO, LO HE ENTENDIDO: Otra frase peligrosa donde las haya, que significa que aunque la mujer ha dicho al hombre en repetidas ocasiones que haga algo, finalmente lo está haciendo ella misma. Esto más tarde empujará al hombre a preguntar: ¿qué pasa? Para saber la respuesta de la mujer, ver punto 3.