Tuesday, August 25, 2009

legalizacion: consumo de drogas ilicitas

Finalmente fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación las modificaciones legales orientadas a establecer la diferencia entre el consumo y el tráfico de sustancias ilícitas. Es de la mayor relevancia si consideramos el contexto, caracterizado por una guerra declarada desde el inicio del gobierno de Felipe Calderón en contra del narcotráfico. Existen ahora las bases jurídicas para una discusión racional que permite avanzar en la comprensión de las adicciones.
Desde luego no se trata de una legalización del consumo de drogas. Para eso faltan muchas cosas, como la decisión de acabar de raíz con un negocio multimillonario que se nutre principalmente de la prohibición. Se trata, con esta reforma, de establecer una primera diferenciación, en este caso cuantitativa, “entre el delincuente y la víctima”. Esta distinción tiene un problema, pues su unidad de medida son los miligramos, lo que hace pensar en un aumento en la demanda, no por las drogas, sino por las balanzas analíticas.
La reforma incluye modificaciones importantes a la Ley General de Salud, como la elaboración de un programa nacional para la prevención y tratamiento de la farmacodependencia así como acciones en el campo de la investigación científica.
El decreto incluye una tabla con las dosis máximas para el consumo personal que comprende nueve categorías de sustancias prohibidas: opio (2 gramos); heroína (50 miligramos); LSD (0.015 miligramos). Otras, como la MDA (conocida como píldora del amor); la MDMA, o éxtasis, y las metanfetaminas; 200 miligramos cada una en su modalidad de tabletas o cápsulas.

Cinco gramos de mariguana y 500 miligramos de cocaína son las cantidades máximas que una persona puede poseer para su consumo “personal e inmediato”, sin ser considerada delincuente. Algo así como cuatro cigarrillos de cannabis y cuatro líneas de coca, según leí en Internet, aunque no estoy seguro. Pero cuidado, quienes sean sorprendidos con estas cantidades mínimas sólo cambian de estatus… de criminales a enfermos. Los van a seguir molestando. Ya no van a ir a la cárcel, pero tendrán que acudir a un centro para el tratamiento de las adicciones.
Es importante reconocer que en la reforma hay avances importantes; una de ellas es la distinción entre consumidor y farmacodependiente. A diferencia del consumo que podríamos llamar recreativo, en el segundo caso se trata de personas que presentan signos o síntomas de dependencia física o sicológica a estupefacientes o sicotrópicos.
Pese a la combinación de aciertos y riesgos, creo que se ha dado con esta reforma un paso importante en la dirección correcta, pues simplemente al establecer la diferencia respecto del comercio ilegal, se abre el camino para que se pueda entender y enfrentar de manera racional la farmacodependencia.

sobre la carta del arzobispo, hoy en Astillero

  1. El arzobispo emérito de Hermosillo, Carlos Quintero Arce, no sólo firma cartas de apoyo a los dueños de la guardería ABC, a quienes considera finísimas personas, sino que hace uso de sacra retórica para tratar de enviar los problemas terrenos a los presuntos dominios de la justicia etérea. En una carta que escribió cinco días después de la tragedia, se dijo conmovido por la manera en que los padres conservan los recuerdos de sus hijos, y “me interesó ver cómo acompañan en el sepelio a las familias y lanzan globos llevados al cielo. Hoy podemos decir realmente que, EL PARAÍSO ESTÁ LLENO DE ÁNGELES SONORENSES (mayúsculas en el original)”. Explicó que “esta tragedia tan grande que hemos sufrido trajo verdadera unidad de todos los que hemos participado de este gran dolor”, y se adhirió a las palabras pronunciadas en una misa especial por el arzobispo José Ulises Macías Salcedo, “quien nos pidió que: ‘ya no lloremos, quiso Dios poner en brazos de María a los niños que perecieron y todos están en el cielo. Son verdaderos Ángeles’”. Así confortados, los hoy solicitantes de justicia no deberían permitirse separaciones ni enconos, pues resulta de maldad “utilizar los sufrimientos que hemos pasado, y la muerte de tantos niños inocentes, con motivos políticos o de venganza contra quienes consideramos culpables. Es cierto que debemos encontrar culpables, es cierto que debemos de cuidar de que no vuelva a suceder otra desgracia semejante, es cierto que debemos de procurar especialmente que las guarderías que existen ahora tengan las facilidades de evacuar a los niños cuando se presenta algún peligro; pero también es cierto que esta tragedia no debe de ser causa de divisiones entre nosotros”.