Saturday, October 17, 2009

Libro malo

No me gusta que me defrauden. Cuando leo un libro malo, tengo la sensación de haber malgastado el tiempo. Y eso me decepciona. Antes no me sucedía. Disponía de mucho tiempo y, aunque pensara: «¡Vaya tontería acabo de leer!», siempre tenía la impresión de que algo habría sacado de allí. Pero ahora no. Sólo pienso que he perdido el tiempo. Quizá tenga que ver con hacerse viejo.

Thursday, October 15, 2009

Villoro: inventar el libro

¿Podemos inventar hacia atrás? Imaginemos una sociedad con escritura y alta tecnología pero sin imprenta. Un mundo donde se lee en pantallas y se dispone de muy diversos soportes electrónicos. Abundan los receptores de textos e incluso se han diseñado pastillas con resúmenes de libros y métodos hipnóticos para absorber documentos. Esa civilización ha transitado de la escritura en arcilla a los procesadores de palabras sin pasar por el papel impreso. (...) Las pantallas son magníficas, pero les somos indiferentes.
En cambio, los libros nos eligen o repudian. El sistema operativo de un libro no debe ser actualizado. Su tipografía es constante. Para quienes vivimos en tristes ciudades en las que se va la luz, el libro representa un motor de búsqueda que no requiere de pilas ni electricidad. No se trata de un soporte indiferenciado, un depósito donde se pueden borrar o agregar textos, sino de un espacio irrepetible... El libro es el único aparato que se inventó para ser dedicado, ya sea por los autores o por quienes lo regalan. Qué extraño sería instalar un programa de Word que comenzara con una cariñosa dedicatoria a la esposa de Bill Gates. En cambio, el libro llegó para ser firmado y para escribir un deseo en la primera página. Las novedades deslumbran a la gente. El libro ya cambió al mundo.

Zizek violencia

Slavoj Zizek comienza su último libro editado en español, Sobre la violencia (Barcelona, Paidós, 2009), con una válida reflexión a propósito de la diferenciada espectacularidad que los medios globales otorgan a episodios violentos en el mundo. Recuerda Zizek el escaso impacto que tuvo la revelación que hizo la revista Time, en junio de 2006, de los cuatro millones de personas que hasta entonces habían muerto en la guerra civil del Congo. Esos muertos, a pesar de ser muchos más, eran menos mediáticos que los de las Torres Gemelas.
A partir de esta observación, Zizek se adentra en una serie de equivalencias cuestionables -los crímenes de Stalin en Rusia, los de Hernán Cortés en México y los de Leopoldo II en el Congo belga; las ideas de George Soros, Bill Gates y Toni Negri- con el propósito de criticar la tolerancia y el pacifismo que se han propagado, a la vez, entre liberales y comunistas, entre izquierdas y derechas democráticas.