Friday, February 05, 2010

Box vs. aritmética


- Señor Brul; escuche lo que voy a contestarle. Escúcheme con atención. Sus estudios no son más que una broma. Es lo más fácil del mundo. Desde hace generaciones, se intenta hacer creer a la gente que un ingeniero o un sabio son hombres de élite. Pues bien, yo me río; y nadie se lleva a engaño: es más difícil aprender a boxear que aprender matemáticas. Si no, habría en las escuelas muchas más clases de boxeo que de aritmética. Es más difícil llegar a ser un buen nadador que escribir correctamente. Si no, habría muchos más entrenadores de natación que profesores de gramática. Todo el mundo puede ser bachiller y, en efecto, hay muchos bachilleres, pero ¿cuántos de ellos son capaces de tomar parte en una prueba de decatlón? Señor Brul, odio los estudios porque hay demasiados imbéciles que saben leer: pero ni estos imbéciles se equivocan, porque se pasan el día leyendo periódicos deportivos y glorificando a los héroes del estadio. Y más nos valdría aprender a hacer el amor correctamente que devanarnos los sesos delante de un libro de historia.

Boris Vian, La Hierba Roja, 1950

Thursday, February 04, 2010

Riqueza y economia

no le corresponde al gobierno crear riqueza, solo puede redistribuir la riqueza existente cuando lo que paga un contribuyente para dárselo a otro. Por medio de la inflación, aumentando los salarios, el gobierno puede crear la ilusión de ayudar a la gente, sin embargo, este regalo pronto será pagado con aumento de precios. La intervención estatal puede justificarse por razones morales, en nombre de la justicia social. Pero no puede considerársela fuente de crecimiento. Los gobiernos tienden a ser aun mas impredecibles que los mercados y tampoco son menos proclives a dejarse llevar por las pasiones. La economía se recuperara si se preservan los verdaderos motores del crecimiento futuro: el espíritu emprendedor, la innovación, la solidez de las instituciones publicas, la libre circulación de la información y el libre comercio.

Tuesday, February 02, 2010

Adopción

Adopción
Guillermo Fadanelli

Podría hacerse una máxima universal del caso siguiente: son las personas menos adecuadas para hacer una tarea quienes más se empeñan en realizarla. Me imagino a un puerco empeñado en hacer el aseo de los corrales o a un ciego que se obstina en llevar a cabo las tareas del centinela. Más o menos así funciona nuestra sociedad. Esto viene a mi mente cuando escucho los argumentos de quienes insisten en imponer sus normas morales a los demás y conciben un mundo a su imagen y semejanza, como pequeños dioses que intentan someternos a las costumbres de su reino. Su provincianismo es atroz en cuanto no conciben o aceptan nada que rebase los límites de sus estrechas fronteras. Sus razones son superficiales y sus prejuicios profundos.
Pese a mi declaración de enemistad no tengo ningún inconveniente en que continúen pensando como deseen. No movería un dedo en contra de ellos ni promovería su expulsión de mi comunidad. Incluso estaría dispuesto a escuchar sus homilías atentamente para cerciorarme de que en realidad estamos en desacuerdo. Lo que no haré es permitir que me impongan sus costumbres morales ni que gobiernen en mi intimidad por medio de ninguna clase de coerción.
Si mis vecinos deciden adoptar una cabra y me invitan a celebrarlo, con mucho gusto acudiré a la fiesta e incluso investigaré en la enciclopedia qué clase de alimentos prefieren las cabras para no presentarme con las manos vacías a su casa. Si adoptar quiere decir recibir como hijo a quien no lo es naturalmente, consideraré a mis vecinos seres civilizados y sin duda envidiaré a la cabra por la buena suerte que ha tenido al conseguir un hogar. Si esta adopción hace felices a mis vecinos y a la cabra esto redundará también en mi felicidad, puesto que no hay nada tan pernicioso que vivir junto a personas amargadas.
Yo no les recomendaría el matrimonio a no ser que consideren que las leyes imperantes son convenientes para su bienestar, pero esa es una opinión privada y lo único que les pediría es que me inviten a la celebración.
Conforme pasa el tiempo me convence más la postura de Rawls que la de Nozick en lo que respecta a los principios que una sociedad liberal tiene que seguir para procurar la justicia y el bienestar entre sus miembros. La diferencia más evidente se encuentra en lo relativo a la presencia del Estado y sus atribuciones: o se busca que éste lleve a cabo solamente unas cuantas funciones administrativas, como quiere Nozick; o se le considera un medio para defender la libertad, la igualdad y la equidad económica, como desea Rawls. Si los homosexuales van a adoptar un niño, deben hacerlo sólo si el adoptado va a estar en mejores condiciones de vida que en la orfandad. De lo contrario el contrato sería una diatriba. Es allí donde hacen su aparición las leyes que en vez de prohibir matrimonios entre personas libres o rechazar adopciones a priori se disponen tan sólo para evitar abusos.
En mi opinión es más perniciosa la existencia de diputados que mes con mes adoptan sueldos tan elevados y que promueven sus prejuicios a la categoría de dogmas legales. Yo estoy seguro que hasta una cabra rechazaría vivir bajo su mismo techo.

El hubiera de la reforma

Si ya hubiéramos hecho la reforma del Estado, podríamos estarnos abocando a los temas que más directamente impactan en la calidad de vida de los ciudadanos: crecimiento económico, seguridad pública, empleo, desarrollo regional, apertura de mercados, formación profesional, calidad educativa, régimen digno de jubilación, derechos para todos, autonomía vital y reproductiva, etcétera.
La agenda del país sigue y seguirá atorada mientras no podamos definir con certeza y con inteligencia el modelo de Estado que queremos y la democracia que lo hará posible.

Monday, February 01, 2010

República y cinismo

República y cinismo
Luis Linares Zapata

El desparpajo con que la totalidad de las elites políticas con altísimos salarios reciben la crítica condenatoria por el agandalle que hacen de los escasos recursos de todos es digno del más amplio y enérgico rechazo de la ciudadanía. Su cínica actitud se apoya en el falso alegato del mérito y el rigor de la competencia: una simple cuestión de mercado, concluyen. Se ostentan como destinatarios de esos emolumentos por el grado de responsabilidad que acompaña a la compleja función que desempeñan. En otras ocasiones alegan los premios inherentes a la jerarquía burocrática, ya bien asentados en la legislación. Intentan así, de esta grosera forma, descargar sus conciencias, por lo demás bastante disfrazadas tras inescrutables rollos técnico-legales. Lo cierto es que tal pensamiento y conducta elitista hieren la ética distributiva. Es, también, causal de la rampante disparidad en el consiguiente reparto de los bienes y las oportunidades que genera el crecimiento.
La brecha así perforada en el cuerpo colectivo es un recordatorio continuo del injusto reparto de la riqueza generada. ¿Cómo explicar, con sólidas razones y no con argucias verbales, la distancia que media entre el salario mínimo, que roza los 2 mil pesos mensuales, y los salarios de los encumbrados burócratas, jueces, gobernadores, ministros o legisladores que rebasan los 200 mil, 300 mil pesos mensuales? ¿Cómo justificar tal diferencia si en otros países, más eficientes incluso, las distancias no rebasan las cinco o, a lo sumo, las 20 veces entre unos y otros? Japón, los países nórdicos, Francia, Sudcorea y hasta España pueden ser modelos a imitar en sus estructuras de reparto.
Con un máximo de 80 mil pesos mensuales se puede adquirir todo lo necesario para una vida familiar desahogada, ahorrar para el mañana y darse uno que otro lujo. Rebasar ese tope, que ya es más que generoso, además de un despilfarro de los haberes colectivos, es inmoral, falto de ética y motor de inestabilidad. Es imposible concebir una república cimentada en las abismales diferencias que aquejan al México actual, menos aún hacerla depositaria de orgullos, logros y dignidades. La normalidad en las sociedades desarrolladas habla de moderación, de igualdades, de balances, de retribuciones proporcionales. Tales conceptos llevan implícitos otros más apreciados, como solidaridad, tranquilidad, eficiencia, progreso, soberanía, todos ellos ausentes o golpeados, trastocados, en la cultura del México actual.

homero psicodelia


homero simpson
(via: allofthisisforyou)

Sunday, January 31, 2010

Mexico en enero del 2010

El crimen enseñorea las calles mientras los políticos de todos los signos (auténticos depredadores a sueldo) entrechocan sus copas en restaurantes de lujo. Niños sin padres se ganan la vida a golpes y viven en cavernas bajo el asfalto. Miles de seres viajan adormecidos de un extremo a otro para laborar como bestias y volver rendidos a sus diminutas viviendas.
Masas vociferante exaltan al cacique. Otros fantasmas rezan por el regreso del oscurantismo divino. Los jóvenes se desviven por hacerse de fama y fortuna bailando y cantando en la pantalla. Nadie quiere ya ser químico o ingeniero. La biblioteca mas grande del país se eleva tristemente para hacer gala de su enorme estupidez… presidentes, gobernadores, miembros del risible congreso de la unión, lideres sindicales y funcionarios de todos los niveles y de todos los partidos han demostrado su incompetencia, su afición por la dolce vita, su indeclinable vocación por el engaño y la corrupción.
*


“los burócratas a quienes veo ir orondos y felices. Yo los veo amplificar su sonrisa por los patios, los salones y los corredores de los ministerios. Van presurosos, cargados de cartapacios. En sus cartapacios llevan nombramientos, ordenes, ceses, toda una maquinaria espeluznante y omnipontente. Yo me pregunto ¿qué misterio insolito se enuentra oculto en los corredores de los ministaerios, en los depachos, en las oficinas cómodas y relucientes? ¿qué poder mágico tienen estos orondos explotadores, inflados de vanidad, prosopopeyicos y habladores?... ah, ya sé! Esa horda tiene el poder.”

Silvestre Revueltas