Tuesday, February 10, 2009

Las detenciones


“Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se despertaba uno sobresaltado porque una mano le sacudía a uno el hombro, una linterna le enfocaba los ojos y un circulo de sombríos rostros aparecía en torno al lecho. En la mayoría de los casos no había proceso alguno ni se daba cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamas hubiera existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.
Las detenciones no eran siempre de noche. Lo mejor era matarse antes de que lo cogieran a uno. Muchas de las llamadas desapariciones no eran mas que suicidios. Pero hacia falta un valor desesperado para matarse en un mundo donde las armas de fuego y cualquier veneno rápido y seguro eran imposibles de encontrar. Penso con asombro en la inutilidad biológica del dolor y del miedo, en la traición del cuerpo humano, que siempre se inmoviliza en el momento exacto en que es necesario realizar algún esfuerzo especial. Le sorprendió que en los momentos de crisis no estemos luchando nunca contra un enemigo externo, sino siempre contra nuestro propio cuerpo. En el campo de batalla, en la cámara de las torturas, en un barco que naufraga, se olvida siempre porque se debate uno ya que el cuerpo acaba llenando el universo e incluso cuando no estamos paralizados por el miedo o chillando de dolor, la vida es una lucha de cada momento contra el hambre, el frío o el insomnio, contra un estomago dolorido o un dolor de muelas.”