Thursday, October 23, 2008

Hay muchas formas de llegar… la mejor es no partir.


Hay muchas formas de llegar… la mejor es no partir.

La literatura no es un oficio, es una enfermedad; uno no escribe para ganar dinero o caer bien a la gente, sino porque intenta curarse, porque esta infectado.

No veo porqué razón habrían de durar las amistades mas que las pasiones.

“El mundo se va a volver tremendamente imbécil… es una suerte que vivamos ahora y no más tarde”. Flaubert

La infinita estupidez de las masas me vuelve indulgente para con las individualidades, por muy odioso que lleguen a resultar.

Por encima de todo, hay un mal que nos aqueja: la estupidez.

El pensamiento es terco, como el alma, y la acción es mortal como el cuerpo.

La risa es el fracaso de la represión

El verdadero saber consiste en medir la extensión de la ignorancia

En una minoría selecta hay una mayoría de imbéciles

“Hay grandes escritores y escritores buenos. ¡Seamos de los buenos! Jules Renard

Las locuras son las únicas cosas que no lamentamos jamas

La razón original de las reformas


La razón original de las reformas, tanto en lo económico, en lo político y en lo social, es crear condiciones para hacer posible el desarrollo. El objetivo de una reforma no es el de cambiar por cambiar, sino enfrentar problemas que se van creando de manera natural durante el desarrollo de una sociedad. Una reforma no hace sino afectar intereses particulares, que con frecuencia son por demás poderosos. En este sentido, cualquier reforma va a afectar siempre a alguien. Sin cambios todos salimos afectados, comenzando por la población más pobre, que generalmente es la que concentra las mayores tasas de desempleo. Paralizar las reformas no sólo es una manera de negar oportunidades a la población pauperizada, sino dictar una condena a las próximas generaciones por causa de las necedades de la actual.

Monday, October 20, 2008

Dar la cara

Nosotros callamos, y nuestra complicidad desciende hasta la degradación. Hablo de los que piensan y escriben en español, tenemos un deber: dar la cara, puesto que nuestros gobernantes prefieren mostrar las nalgas. Octavio Paz

Las flores del mal

Lo mismo odio testamentos que tumbas;
y antes que ir mendigando una lágrima,
más me gustaría, vivo, invitar a los cuervos a
que muerdan y chupen la sangre de mi osamenta inmunda.
¡Ay, gusanos, compañeros de tinieblas, sordos y ciegos,
ved como a vosotros acude un muerto libre y jubiloso!
-Baudelaire. Las flores del mal

El Fantasma de Canterville

Me ha dado por acordarme del Fantasma de Canterville de Óscar Wilde. En este relato, Wilde depositó todo su desprecio frente a la arrogancia norteamericana. Ustedes recordarán a la familia Otis, encabezada por Don Hiram B. Otis, Embajador de Estados Unidos en Inglaterra. Para su hospedaje, la familia Otis renta un desvencijado castillo y ya con esto se siente instalada en la grandeza. Desde hace muchos siglos, en el castillo reside un fantasma que ha cometido crímenes inauditos. Cuando llegan los norteamericanos se dispone a dar la batalla.
En el salón principal del castillo hay en el suelo una enorme mancha de sangre que alguna vez fue derramada en un crimen atroz. Esta antañona mancha ha horrorizado a muchas generaciones, pero no a la familia Otis. Don Hiram echa mano de un acreditado producto yanqui, lo frota con un lienzo sobre la mancha y en un periquete, ésta desaparece. Desde su escondite, el fantasma mira la ejecución de tamaño sacrilegio. A la media noche, aparece y con sus pigmentos, restaura la mancha. Así transcurre la vida en el castillo. Los Otis quitan la mancha en el día y el fantasma la vuelve a poner en la noche. Cuando llega ese mal momento en el que al fantasma se le acaba el rojo, éste tiene que robar las pinturas de la joven Virginia Otis para seguir restaurando el recuerdo de aquel crimen. La mancha va adquiriendo diversos colores hasta que llega a las tonalidades del verde.