Saturday, October 24, 2009

Kafka, la niña, la muñeca

Cuando vivíamos en Berlín, Kafka iba con frecuencia al parque de Steglitz. Yo le acompañaba a veces. Un día nos encontramos a una niña pequeña que lloraba y parecía totalmente desesperada. Hablamos con ella. Franz le preguntó qué era lo que la apenaba, y nos enteramos de que había perdido su muñeca. Enseguida inventa él una historia con la que explicar aquella desaparición. «Tu muñeca tan sólo está haciendo un viaje. Lo sé. Me ha enviado una carta». La niña desconfió un poco: «¿La has traído?». «No, la he dejado en casa, pero mañana te la traeré».

La niña, ahora curiosa, ya había olvidado en parte su pena. Y Franz volvió enseguida a casa para escribir la carta. Se puso manos a la obra con toda seriedad, como si se tratara de escribir una obra. Estaba en el mismo estado de tensión en el que se encontraba siempre en cuanto se sentaba al escritorio, aunque sólo fuera para escribir una carta o una postal. Por lo demás era un verdadero trabajo, tan esencial como los otros, porque había que preservar a la niña de la decepción costara lo que costase, y había que contentarla de verdad.

La mentira debía, por tanto, convertirse en verdad a través de la verdad de la ficción. Al día siguiente llevó la carta a la pequeña, que le estaba esperando en el parque. Como la pequeña no sabía leer, él lo hizo en voz alta. La muñeca le explicaba en la carta que estaba harta de vivir siempre en la misma familia, y expresaba su deseo de experimentar un cambio de aires, en una palabra, quería separarse por algún tiempo de la niña, a la que quería mucho. Prometía escribir todos los días. Y Kafka, de hecho, escribió una carta diaria en la que siempre informaba de nuevas aventuras, que se desarrollaban muy deprisa, de acuerdo con el ritmo de vida especial de las muñecas.

Al cabo de unos días, la niña había olvidado la verdadera pérdida de su juguete y ya sólo pensaba en la ficción que se le había ofrecido como sustituto. Franz ponía en cada frase de la historia tanto detalle y sentido del humor, que el estado en que se encontraba la muñeca resultaba del todo comprensible: la muñeca había crecido, había ido al colegio, había conocido a otras gentes. Aseguraba una y otra vez que quería a la niña, pero aludía a las complicaciones que iban surgiendo, a otras obligaciones y otros intereses que de momento no le permitían retomar la vida en común. A la niña se le pidió que reflexionara, y así se la preparó para la inevitable renuncia.

El juego duró por lo menos tres semanas. Franz tenía un miedo terrible ante la idea de cómo darle fin, pues aquel final debía ser un verdadero final, es decir, debía hacer posible el orden que reemplazara el desorden provocado por la pérdida del juguete. Pensó largamente y al final se decidió por hacer que la muñeca se casara. Primero describió al joven marido, la fiesta de compromiso, los preparativos de boda. Después, con todo detalle, la casa de los recién casados: «Tú misma comprenderás que en el futuro tendremos que renunciar a volver a vernos». Franz había resuelto el pequeño conflicto de la niña a través del arte, gracias al medio más efectivo del que él personalmente disponía para ordenar el mundo.

Tuesday, October 20, 2009

Algo me está pasando… (saludos a Mr. Freud)

He tenido cambios de humor bien raros (¿será mi pre-andropausia?) Son así como de adolescente que entra a la prepa… me caliento porque veo una piedra bonita, me deprimo porque me saludan, me pongo eufórico porque está lloviendo, me da sueño todo el día y demás cosas que ni vale la pena mencionar.
Tengo el firme propósito de ir con un psicoanalista para que me diga mis netas en la vida... Pensándolo bien, mejor no voy a psicoanálisis, sale muy caro y ya sé que me va a decir. Mejor voy con algún conductista para que me condicione a ser feliz cada que suene una campanita… aunque ya soy feliz cada vez que veo algo que no voy a mencionar aquí (sí, usen sus sucias mentes)
No, no, no… ya basta. Mejor voy con algún médico del IMSS o me meto a alguna pulga, a ver donde me matan primero… Ya ven… si me está pasando algo raro!

Acertadas palabras de Isaac Asimov

“La idea esencial del libro no ha cambiado en cinco milenios y no cambiará en un futuro previsible. Nada puede reemplazar a la palabra escrita en alguna forma portátil, más o menos permanentemente, que se puede pasar de mano en mano”.

Acertadas palabras de Jorge Luis Borges

“Creo que ningún político puede ser una persona totalmente sincera. Un político está buscando siempre electores y dice lo que esperan que diga. En el caso de un discurso político los que opinan son los oyentes, más que el orador. El orador es una especie de espejo o eco de lo que los demás piensan. Si no es así, fracasa”.

Sunday, October 18, 2009

Consejos para comprar un cuadro

Aquella tarde nos enseñó también el modo de comprar cuadros.
-Uno puede comprarse vestidos o cuadros -dijo-. Eso es todo. Hay que ser riquísimo para permitirse ambas cosas a la vez. Dele poca importancia al vestir y no le dé ninguna a la moda, cómprese vestidos cómodos y que duren, y con lo ahorrado en vestir podrá comprar cuadros.
-Pero es que aunque no me compre otro traje en mi vida -dije-, nunca tendré dinero para comprar los Picassos que quisiera.
-No, claro. No está a su alcance. Usted tiene que comprar a pintores de su edad, a chicos de su quinta. Ya les conocerá. Se encontrarán por el barrio. Siempre salen nuevos pintores serios y buenos. Pero lo que importa no son los trajes que usted pueda comprarse. Se tratará siempre de su esposa. Vestir a una mujer es lo que sale caro.