Friday, October 18, 2013

Economía salinista

Los tecnócratas salinistas implementaron una política de ajuste económico para que las finanzas  públicas funcionaran en equilibrio; creían que al atraer grandes cantidades de capital al país. Este dinero sería invertido en nuevas empresas productivas y abarataría el endeudamiento estatal. Para atraer los capitales extranjeros trataron de crear estabilidad monetaria, incentivos económicos como mano de obra barata, se contrajo el presupuesto para los sectores públicos y se liberalizaron los mercados. Los especialistas dijeron que no era suficiente actuar en el espacio específico de los precios y no bastaba con eliminar el componente de excesivo gasto público e inflación, sino que había que eliminar los elementos inerciales de esa inflación. “Al final del sexenio de Salinas sabíamos todos -dentro de nuestra inteligencia-, que la economía estaba soportada en buena parte de la credibilidad externa, de los flujos de capitales externos, que se habían reflejado en el incremento de los llamados Tesobonos, pero había confianza en que lo que se decía que se iba a hacer, se hacía. Eso fue lo que dio credibilidad a la política económica de Salinas y de Aspe.
 
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En tan sólo diez meses, nuevamente en manos de los priistas, la economía muestra síntomas más que preocupantes. Y es inevitable recordar que es el punto débil del PRI: su irresponsabilidad al manejar las finanzas públicas; sus derroches; sus endeudamientos; su corrupción. López Portillo y su frivolidad; Salinas de Gortari y su irresponsabilidad y sus espejismos y su corrupción; y allí están los Hank, los Moreira, los Montiel, los Yarrington, los Marín. La lista es interminable. Todos ellos son emblemas de los desastres financieros, del uso de recursos públicos para su beneficio personal. Historia y actualidad: el INEGI ya ubica a la economía en un “ciclo recesivo”. “La economía mexicana ya se encuentra en una recesión”, advierte el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas. A Videgaray habría que mostrarles los bolsillos de los mexicanos. Cada día es mayor la queja de aumento de precios generalizado, sigiloso, pero letal para la economía familiar. Así está el costo del combustible: haciendo agujeros en las carteras de millones poco a poquito, sin hacer mucho ruido, pero dañando los ingresos. El litro de Magna ya está, prácticamente, a 12 pesos. Once gasolinazos van en el gobierno de Peña. Prácticamente todas las estimaciones apuntan a un crecimiento, para 2013, del 1%. El FMI, el de las recetas amargas, señala que México, alumno aplicado, crecerá sólo 1.2%. Será otro año perdido para la economía nacional. El desempleo es la manifestación más cruel dentro de la economía. La creación de empleos es, hasta hoy, el gran fracaso en la conducción económica. Las cifras lo confirman: durante junio únicamente se crearon… ¡2,519 empleos!, un 96% menos al mismo mes en 2012. Hay casi tres millones de desempleados. No nos extrañe entonces que tres de cada cinco empleos en el país sean informales. La retórica de Peña Nieto y de Videgaray se ha agotado. El recurso de la palabrería ya no les funciona. La saliva por encima de la eficacia tiene fecha de caducidad y, en este gobierno, ese ciclo ya no funciona

 Martín Moreno

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