Saturday, October 02, 2010

Hombrecillos

Tendría yo siete u ocho años cuando un día vi salir de uno de mis zapatos a un hombrecillo que desapareció debajo de la cama. Jamás volví a vestirme sin comprobar que no había hombrecillos dentro del calzado. Así comenzó una relación secreta que, con altibajos, se ha mantenido hasta la actualidad. Hace cosa de tres o cuatro años, se me apareció en sueños uno de estos hombrecillos para reprocharme que jamás hubiera escrito una novela sobre ellos. Es que no sé de qué tratáis, le dije yo. Tampoco nosotros sabemos de qué tratas tú, dijo él, y no por eso negamos tu existencia. Esa misma noche me puse a escribir Lo que sé de los hombrecillos y el libro salió solo, como al dictado. Al terminarlo, ya sabía de qué trataban los hombrecillos, incluso de qué trataba yo. Con cada novela se aprende algo.

El argumento de la vida, Juan José Millás. Seix Barral

Friday, October 01, 2010

Conocerás al hombre de tus sueños

Woody Allen con Conocerás al hombre de tus sueños, presentó el filme en Cannes, donde habló con El Cultural.

- ¿Es aficionado a que le lean la mano o los posos del café como ocurre en la película?

- No creo en esas supercherías de charlatanes y exorcistas. Y a mi edad, entenderá que ya no me interese. Lo que lleva a la gente hacia estos seres es pura desesperación. Necesitan algo en qué creer para combatir el terror y el dolor de la existencia. Van incluso a curas, rabinos, hombres santos...

-¿No alimenta superstición alguna?

-Todos los días, durante mi desayuno, el plátano que me preparo debe ir cortado en siete pedazos de igual tamaño. Ni ocho ni seis.

- Conocerás al hombre... es su película con más humor negro.

- Refleja mi visión pesimista de la vida. Y el ridículo que uno puede hacer incluso a cierta edad. La vida es una pesadilla trágica, siempre a la búsqueda de una felicidad imposible. Necesitamos mentirnos. Esto ya lo dijeron Nietzsche, Eugene O'Neill o Freud: “Hay que vivir con ilusión, porque si no, es insoportable”. Los que se mienten a sí mismos o se apartan de la realidad, pueden ser felices.

- Defina la felicidad con sus propias palabras.

- La felicidad es un autoengaño, cosa que no me disgusta. Porque la vida da miedo, por lo menos a mí, y muchos buscan respuestas imposibles entre clarividentes y nigromantes. Es casi como el sustituto de una religión.

- Helena dice que tener ilusión “es mejor que cualquier medicina”.

- Claro, porque la medicina es ciencia y, por tanto, limitada. Pero la ilusión es mágica y todo es posible.

-Otra frase de Helena: “La verdad no es bella”. ¿Podría definir también qué es para usted la verdad?

-Le diría que es la realidad. No es bella y causa dolor. Todo lo que ahora parece importante -presidentes, ayatolás- desaparecerá en 100 años. Es como si, cada cien años, alguien tirara de la cadena del retrete y todo se fuera por el sumidero sin dejar rastro. Y aparece un nuevo grupo de idiotas, haciendo parecer que son importantes. Y luego, cadena y ¡zas! Se han ido.

-¿Existe algo parecido al “hombre de tus sueños”?

-Es la muerte, ese desconocido que siempre llega.

- ¿Teme a la muerte?

-Yo estoy francamente en contra de la muerte. Mi única esperanza, dado mi pesimismo, es que mis padres fueron muy longevos. Lo que más detesto es la vejez: no es nada divertida, no es un buen guión y pierdes más vista e inteligencia. Además, te duele la espalda. Aconsejo evitarla si se puede.

-Ha rodado de nuevo en Londres, también lo ha hecho en Barcelona, París y Venecia... pero siempre prevalece una atmósfera neoyorquina.

-Yo provengo de un barrio y un medio familiar modestos. Ahora vivo en la Quinta Avenida, en el Upper East Side. Todo son limusinas, hombres en tuxedo y mujeres enjoyadas. Los críos, a los 14 años tienen sus propias tarjetas de crédito. Me fascina este panorama. Luego me los encuentro en los estrenos y conciertos de París y Venecia porque el ambiente europeo resulta más sofisticado.

-Ya no protagoniza sus películas. ¿Volverá a hacerlo?

- No creo. Antes era el protagonista que se llevaba a la chica guapa. En estos momentos ya no estoy en edad para ello. Por eso, he elegido ser el viejo que está en una esquina, dirigiendo. Naturalmente que me gustaría ser el tipo que está en un restaurante frente a una chica guapa, mintiéndole. Pero, si no puedo hacerlo, prefiero dirigir.

-A pesar del tono sarcástico, termina el filme con una pareja besándose...

- Sentí la necesidad de que el público no saliera deprimido del cine. Esos dos que se besan son los únicos felices de la historia, porque están algo locos. Si estás un poco demente, puedes ser feliz.

- ¿Por qué fichó a Banderas?

- Necesitaba a alguien atractivo y con encanto, y Antonio es dulce y agradable. Hace años, trabajé con su mujer, Melanie Griffith, en Celebrity. Son una pareja encantadora. Cuando estás con Antonio no puede suceder nada negativo. Es amable, educado, decente y respetuoso.

-¿Qué sintió cuando Penélope Cruz ganó el Oscar?

-Creo que les ofrecí un guión inteligente pero la interpretación es exclusivamente suya. A Penélope jamás le tuve que decir cómo actuar. Ni a Antonio ni a Bardem.

- En el filme las mujeres son sensibles y saben amar. Ellos son oscuros y cínicos.

- Los hombres han dominado el planeta desde el alba de los tiempos y ya vemos adónde nos han llevado. Sería interesante comprobar dónde estaríamos si ellas lo hubieran hecho. Siempre he encontrado a las mujeres más interesantes, emocionales y valientes.