Saturday, June 01, 2013

Semana: El Facebook de Cortazar y los jovenes y la cultura

Lunes
Existe una amplia corriente de opinión que considera que durante los años de "gobierno sin mayoría" (1997-2012) el Congreso estuvo paralizado. Nada más alejado a la verdad. Durante ese período se expidieron 69 decretos de reforma que en conjunto modificaron 163 artículos de la Constitución. La Constitución que recibió Peña es bien distinta a la que dejó el PRI en el 2000.

Martes



Miércoles
El Facebook de Julio Cortázar
Por: Iván Thays
Gabriel García Márquez tendría una página casi sin actividad, etiquetado en muchas fotos y textos de sus amigos, contestando con ironía alguna que otra frase. Jamás pondría "Me Gusta". A nada. Eso no va con él.
Carlos Fuentes sería un heavy user. Constantemente actualizaría su página con enlaces a lecturas, en francés, inglés y castellano, a noticias internacionales sobre política, cultura, economía. Colgaría largos, interminables estatus con posturas políticas y crearía ábumes con fotografías donde se le vería, inevitablemente elegante y sonriente, en países remotos o sitios célebres. ¿Sería quizá un adicto al Foursquare? Probablemente, pero de ninguna manera al Twitter.
Mario Vargas Llosa tendría un perfil parecido al de Fuentes, quizá más combativo pero menos frecuente. A diferencia de García Márquez y de Fuentes, sería muy selectivo al aceptar amistades, colgaría muy pocas fotos y antes que escribir estatus se dedicaría a comentar en las páginas de los demás. Sería un argumentador feroz, culto e ingenioso, siempre con la última palabra y dispuesto a discutir incluso con los troll. Tampoco tendría Twitter.
¿Y Julio Cortázar? Ninguno como él para aprovechar al máximo las redes sociales. No solo tendría una cuenta de Facebook o Twitter, sino de cualquier plataforma que apareciese, aunque solo fuera por curiosidad. Incluso, se me ocurre, tendría varias cuentas de Facebook, y aprovecharía las cuentas falsas para crear conversaciones y situaciones absurdas, cómicas o complejas en su cuenta real. Intervendría en todas las conversaciones (incluso en el consejo sobre el mejor método para sacar manchas de grasa), pondría centenares de "Me Gusta", colgaría videos de YouTube de jazz, situaciones extrañas, bromas y gatos. Hablaría de todo, incluso de deporte. Sus estatus políticos serían serios pero también escribiría textos divertidos. Obviamente, lo suyo sería el juego de palabras. Sería adicto al Instagram. Subiría fotos de objetos, carteles, personas, paisajes, animales, mientras pasea y acompañados por textos breves o titulados con ingenio. Su cuenta de Pinterest sería, simplemente, espléndida, de visita obligatoria, como un museo maravilloso donde cada foto es un hallazgo. Sus enlaces seguirían la misma lógica del asombro ante el absurdo del mundo. "Juegos de la imaginación, dice el señor cuerdo que nunca falta entre los locos" dijo alguna vez Cortázar.

Jueves
Cada joven es un objetivo ambulante sobre el que las corporaciones se lanzan despiadadamente a fin de asegurarse que no le quede un solo momento libre. Para cada instante de ocio hay un artilugio de consumo al que son adictos. Los jóvenes son consumidores a quienes no se deja en paz un solo instante. ¿Cómo van a desarrollar la capacidad necesaria para disfrutar el arte con la tranquilidad que exige la contemplación estética cuando los están bombardeando con productos edulcorados de bajísimo valor nutritivo y entretenimiento basura? el país está enganchado al consumo de bazofia cultural, por la sencilla razón de que es lo que las corporaciones necesitan para seguir ganando dinero de manera incontrolada. Cada vez que un joven abre un libro es tiempo que pasa sin pulsar botones, sin pedir papel higiénico por Amazon. Si a una chica o a un chico les da por leer poesía, se salen de la cadena de producción de dinero y obtención de beneficios. A las corporaciones les resulta insoportable la idea de que nadie le dedique a una novela las 20 o 30 horas que exige su lectura. Las multinacionales han secuestrado la imaginación de los jóvenes y no les van a dejar volver a la lectura. No. Fucking Way.

Viernes
El alcalde y las instituciones
Abraham Nuncio
El equivalente de mandar al diablo, como lo hizo Andrés Manuel López Obrador, unas instituciones dominadas por la trampa, la corrupción, la simulación y la ineficacia.Pero esa equivalencia la pasaron por alto funcionarios estatales y federales, empresarios, dirigentes de partidos y ciertos medios. Si un político se propone tomar por los cuernos al toro de la desigualdad, qué terrible y condenable; si una actitud semejante, pero en otro sentido proviene de un político que se concibió en su adolescencia como un guerrillero desde la cima de su fortuna, qué admirable y enaltecedor. Con tal que les garantizara su seguridad, ¿por qué reprocharle actuar como los mismos a los que combatía y enviar al caño el estado de derecho por el que claman cada vez que ven afectados sus muy particulares intereses?
Mauricio Fernández se expresa, además, con la libertad que lo hace un López Obrador o un Fernández Noroña; éstos, empero, no son ricos. Vivimos en un país donde son pocos los que se expresan así, y de los pocos que lo hacen la mayoría no tiene el imán que le atribuyen al dinero los que sustituyen la posibilidad de ser más por la de poseer más: los acosados al extremo por la necesidad, los nuevos ricos, los clasemedieros trepadores.
Otra cosa es que una población decida autodefenderse. Pero esto hace que los hipócritas pongan el grito en el cielo. Si los ricos pueden pagarse su grupo de rudos, ¿por qué las comunidades pobres no pueden tener su policía propia? Ni unos ni otros debieran, si hubiese autoridades incorruptibles y eficaces para garantizar la seguridad de todos. No las hay.En El alcalde, Mauricio Fernández dice que no aspira a la gubernatura. “Sólo un pendejo o un corrupto” querría ser gobernador. Él no. ¿Tampoco presidente de la República? Si las elecciones son susceptibles de compra y él pudo comprar el esqueleto de un apatosaurio en 20 millones de dólares, todo es que lo desee.