Friday, May 23, 2008

China en los diarios de Salvador Elizondo


El siglo veinte propone fundamentalmente dos hechos. Uno de orden espiritual y otro de orden político: Bergson descubre la persistencia del tiempo a través de la duración. Proust concreta esta noción en términos de experiencia trascendente, es decir en términos del espíritu. Los chinos se reproducen a una velocidad infinitamente mayor a la velocidad con la que sería posible matarlos mediante cualquier arma conocida. Actualmente son 700 millones. Dentro de veinte años habrán doblado esa cifra. Dentro de cincuenta años se habrán apoderado de Occidente. Este avance no puede ser detenido más que a costa de Occidente mismo y esta es una disyuntiva inaceptable para Occidente. Una síntesis trascendente tiende a concretarse, pero sólo en los términos de una proposición delirante: ¿puede el cristianismo, por medio de su tradición humanística, absorber una tradición muchísimo más antigua, una tradición estrictamente de orden técnico? Es preciso tener esto muy en cuenta, dentro de sesenta años la población de chinos será igual a la población actual de la tierra.

Goguel y el respeto


Francois Goguel escribe que en política sólo hay dos partidos, el del orden y el del movimiento, el del cambio y el de lo establecido. El orden no se agota en su relación con la propiedad y el ingreso. Como todo término utilizado para definir la condición social del hombre, resulta deficiente tan pronto como se aplica: no hay fronteras nítidas; no hay más fronteras que las establecidas por el gobierno, y se sabe por experiencia que son siempre móviles. Como en la teología protestante, el pobre es siempre culpable y en el actual pensamiento de los empresarios se le considera autor de pecados inconfesables que deben ser expiados, primero en este mundo y después en el otro. Mientras debe mantener el orden, la inmovilidad que es la disposición natural y divina de donde deriva el bien común, resulta pues lógica la agrupación de la seguridad nacional y del orden bajo un solo rubro. El respeto complica más aún el problema de la seguridad porque no puede existir sin reconocer la división de la necesidad en clases. Atentar contra el orden es atentar contra la seguridad: el orden sólo puede ser modificado respetando las normas establecidas, así, una manifestación puede convertirse en un delito.
De atenernos a las definiciones dadas por los diccionarios, el respeto aparece entre dos instancias, personas o grupos desiguales: padres e hijos, maestros y estudiantes, oficiales y soldados, gobernantes y gobernados. Hay otra forma de respeto que no deriva de la obediencia o de la sumisión, es el respeto ofrecido libremente al sabio, al generoso, al mártir. El respeto es una manifestación externa, un reconocimiento de la distancia que media entre un superior y un subordinado. Con frecuencia, sólo es una expresión verbal, un título, que en México no termina por aterrizar: todos somos ciudadanos.

Autoridad vs. pluralismo


La autoridad es la figura que manda sin discutir. Habla y está convencido de que su palabra es, en sí misma, fuente de una orden irrebatible. El médico prescribe la receta sin necesidad de desarrollar con el paciente las razones que hacen de tal medicamento el remedio para la enfermedad. El Papa pontifica sin descender jamás a la plaza de la discusión. De ahí la semilla del autoritarismo: política que se impone sin ofrecer razones. La democracia, por el contrario, es política deliberativa. Concibe a los hombres como agentes libres, iguales y racionales que, desde sitios distintos, buscan construir un puente de consenso cimentado en la razón. Un régimen pluralista necesita, entonces, reglas que permitan la expresión de las ideas más diversas y actores que sostengan en la razón sus intereses y valores.

Thursday, May 22, 2008

Francotirador literario

(By heart, par coeur)

Los Polivoces
El Mostachón, lo recordarán, era un explotador implacable, un abusivo y un hijo de puta. Por su parte, el Wash and Wear era el típico explotado que permitía todos los abusos y tropelías del Mostachón. En México esa rutina del Mostachón y del Wash and Wear se reproduce diariamente en la realidad.


Aristotélico
Aristóteles definió al hombre acudiendo a dos fórmulas fabulosamente distintas: como “animal racional” y como “animal bípedo”. Sugiero que enriquezcamos la taxonomía aristotélica añadiendo, al género “animal”, una diferencia nueva: “teatral”. El hombre es un animal teatral, en el sentido de que concibe el mundo como un escenario y a sí mismo como un personaje dentro de una obra dramática.


Lo que es irracional lo puede entender cualquiera. Es por eso que la religión apareció en el mundo tan temprano y se extendió tanto, mientras que la ciencia apareció muy tarde y no se ha extendido casi nada. Chesterton

Hay dos tipos de personas: los buenos y los malos. Los buenos duermen tranquilamente, pero los malos gozan mas cuando estàn despiertos.
Woody Allen

Desconfía de la mujer a la que sorprendes siéndote fiel. Hoy te va a ser fiel a ti y mañana a otro. / Ante las mujeres el sistema social nos da siempre dos opciones: ser mendigos o bandidos. / La superioridad que un hombre valioso siente respecto de una mujer carente de valor nunca es mayor que la que siente un hombre carente de valor respecto de una mujer valiosa.
Karl Kraus

Los números en los diarios de Salvado Elizondo
El 95 es el número más brillante antes de cien. 17 es el más misterioso y es solemne. 10 es jovial, sereno. El 9 es hembra, el 3 también. El 5 y el 7 son machos. El 6 y el 8 son menos viriles que el 5 y el 7. El 1 y el 2 son números niños. El 4 es un número desagradable; como su múltiplo el 8. El 3 y el 5 son números bellos. El 9 lo sería idealmente porque es múltiplo del primero y contiene casi dos veces al segundo. Las series ideales son las 3 → 5, porque una es la media y la otra una extrema. Porque no somos capaces de percibir intervalos seriales de más de cinco tiempos. El uno es blanco y no nos pertenece. El dos es como la representación de un ideal muy pequeño. El 10 es lo que Occidente opone al 6 de Oriente. El 7 es el número obviamente misterioso. Cómo es que Occidente no ha podido inventar un esoterismo del número basado en el sistema decimal.


Jaime Torres Bodet:
"Para que la obra del magisterio redunde en el beneficio que de ella esperamos, hay que apartarla, no de las altas aspiraciones de la política -lo que establecería un contraste absurdo entre el maestro y el ciudadano- sino de esas apetencias mezquinas, de núcleos o de personas, en las que tantos caudales humanos se han agotado... Los derechos que habéis logrado son garantías que ninguna autoridad comprensiva intentará desarticular jamás. Lo que importa es que esas garantías no se conviertan ni en un escudo para la inercia, ni en una protección para el ocio ni en trampolines de asalto para eventuales demoledores".


‘El diagnóstico es insuficiente en el análisis económico, discutible desde el punto de vista técnico, inconsistente en el aspecto legal, ignorante de contenido histórico y ayuna de sensibilidad política, Pemex es, desde su nacimiento, la empresa emblemática de la soberanía nacional, su importancia económica, política y social es un todo indispensable’. Javier Jiménez Espriú

La Constitución no es el producto de un acto divino. Tan no lo es que la hemos reformado, entre 1921 y 2008, 473 veces. Tomar el articulado constitucional como si se tratara de escritura sagrada es imponernos restricciones propias de una sociedad dogmática. Tampoco es útil hacer de la "privatización" de Pemex el eje del debate. Se trata de una discusión que no contribuye a encontrar lo que necesitamos: una política que genere mejores incentivos para incrementar la renta que le llega a los ciudadanos y modernizar la administración de la industria petrolera. En los últimos cuatro años Pemex ha tenido más dinero que nunca. No es claro lo que ha logrado con estas millonarias sumas de inversión a su cargo. Lo que no tiene son los mejores mecanismos para gastar ese dinero de forma eficiente. No conozco país que tenga un régimen en la materia más cerrado que el nuestro. Mantener ese régimen cerrado debería estar justificado con datos que mostraran cómo hoy este marco cerrado, inexistente en el resto del mundo, es lo mejor para el bienestar de los mexicanos. Carlos Elizondo Mayer-Serra


La paradoja de Easterlin: dice que ser feliz depende del concepto que cada quien tenga de felicidad: si uno parte de un concepto muy elemental emparentado con el placer de tipo sensual será más proclive a declararse feliz con muy poco, mientras que si uno entiende que su felicidad va unida íntimamente a la felicidad de los otros será muy difícil experimentarla siquiera una vez en la vida

Por ultraje a la bandera nacional y difundir un poema que insulta al lábaro patrio, un juez determinó aplicar una sentencia ‘simbólica, pero ejemplar’ al poeta Sergio Hernán Witz Rodríguez. El juez lo condenó a pagar 50 pesos de multa y a una amonestación pública. La sentencia servirá de ejemplo y como mensaje para quienes abusan de la libertad de expresión, argumentó. Witz anunció que apelará el fallo porque pagar la multa sería aceptar que es delincuente. ‘No puedo aceptar que me condenen por escribir’. En su poema critica a la bandera que ‘nada representa’ y le produce un ‘vómito nacionalista’.

Savater y las paredes


La elocuencia de las paredes
Muchas veces se ha dicho que las paredes tienen oídos. Pero habría que añadir a esa recomendación que en algunas ocasiones pueden tener también voz o al menos letra: hay paredes que cantan, amenazan, se burlan o celebran según el humor de quien las utiliza para comunicarse. Si nos atenemos a la crónica bíblica, el primero que hizo una pinta fue el mismísimo Jehová. Utilizó para esta inauguración la pared del salón palaciego del rey Baltasar, justamente en el momento en que este monarca poco piadoso celebraba un concurrido banquete, y escribió con letras de fuego: Mane, tekel, ufarsin. Naturalmente nadie lo entendió, pero los más despiertos comprendieron que era un negro indicio. La cosa acabó muy mal. Probablemente el género más antiguo de grafitos, después del teológico, es el pornográfico. En los muros de Pompeya se han encontrado muchos muy jugosos: "Me he jodido a la de la taberna", "Es una orden de tu carajo: hay que hacer el amor", "Teucro está enamorado". En uno de sus ensayos, Montaigne deplora los colosales falos que solía encontrarse dibujados en las paredes de las letrinas porque, según él, inducían a las mujeres a hacerse indebidas ilusiones sobre el tamaño real de los miembros masculinos...
La del 68 francés fueron reivindicaciones de lo posible más allá de limitaciones normativas ("Prohibido prohibir"), denuncias humorísticas de la rutina establecida ("Corre camarada, el mundo viejo te persigue"), exigencias desaforadas de una transformación que desbordase la verosimilitud mutilada en que vivimos ("Tomad vuestros deseos por la realidad", "Sed realistas, pedid lo imposible", "La imaginación al poder"...) Subyacía a todas ellas el impulso hedonista como subversión de un orden basado en el aplazamiento y fragmentación del placer ("Gozad sin trabas") "). A veces surgían declaraciones estéticas de una antiestética heredera de las vanguardias ("El arte es una mierda") o manifiestos elementales de un surrealismo populista ("La poesía a partir de ahora está en la calle"). En algún caso, se recurrió directamente a la voz de un poeta ("He aquí que llega el tiempo de los asesinos", un verso de Rimbaud que brindó a Henry Miller el título de su conocido ensayo y que probablemente no se refiere al aumento de crímenes, sino que celebra el regreso de los fumadores de hachís). "La esperanza es lo último que se perdió". Pero... ¿se ha perdido?

Y toman la calle y desafían al mundo adulto y se emborrachan de felicidad


Memoria de un protagonista
"Allí donde reinaba el bienestar, también había una insatisfacción profunda", afirma el pensador francés, que analiza los cambios en las últimas cuatro décadas. El filósofo se ve a sí mismo como "uno de los últimos dinosaurios". En mayo de 1968 Edgar Morin (París, 1921) se había comprometido a sustituir a un profesor y a dar unas clases en la Universidad de Nanterre. Poco podía imaginarse, cuando llegó, que ya había saltado la chispa. "Cuando llegué había un caos absoluto; los coches de policía hacían sonar las sirenas y un joven pelirrojo gesticulaba sobre las tarimas", explica. Morin se dispuso a dar su clase. "Era un anfiteatro que no tenía ventanas y unos cuantos estudiantes se acercaron a mí gritando: '¡Huelga, huelga!'. Les dije que si querían hacer huelga tenían que someterlo a votación. Se votó y la mayoría optó por dar la clase, así que empecé. Entonces unos cuantos alumnos se pusieron a gritar: '¡Morin, flic (policía)!', cortaron la electricidad, el micrófono y la luz. Y no pude dar la clase".

PREGUNTA. ¿Qué estaba pasando?
RESPUESTA. La cuestión era la siguiente: ¿cómo es que en toda una serie de países con sistemas sociales y regímenes políticos completamente diferentes se estaban produciendo revueltas de estudiantes al mismo tiempo? Las había en el mundo occidental, pero también en Egipto, en Polonia... Por supuesto, el denominador común era una revuelta contra la autoridad . En Europa del Este era contra la dictadura del partido; en los países occidentales era, la de la familia, la autoridad paternal, y la del Estado.


P. ¿Y la represión sexual?
R. Se puede decir que fue un elemento desencadenante de Mayo del 68, ya que en Nanterre la chispa partió de la prohibición de que los chicos entraran en los dormitorios de las chicas. Pero hay que decir que no hubo reivindicaciones sexuales. Las grandes reivindicaciones relacionadas con el sexo, el movimiento de liberación de la mujer o el movimiento de autonomización de los homosexuales, aparecieron después. Hay que ponerlo en relación con lo que pasaba en California, donde la juventud del país más rico, los hijos de familias prósperas, abandonaban la casa paterna para llevar una vida comunitaria. Con esta revuelta, la adolescencia, que se encuentra entre la burbuja de la infancia y la integración, expresaba una aspiración profunda en evidente contradicción con el proceso de integración en la sociedad que se les proponía, consistente en la especialización, el oficio, la cronometría.


P. En una entrevista de 1976, usted utiliza la expresión: "Los insectos necrófagos han devorado el cadáver".
R. el Mayo del 68 en Francia tuvo dos fases: un primer momento de espontaneidad, un impulso, que toda la población parisiense vio con simpatía. Hay que decir, también, que la total inhibición del poder del Estado liberó a mucha gente de sus enfermedades psicosomáticas, de sus neurosis. Los gabinetes de los psicoanalistas y los psiquiatras se vaciaron. Pero luego, cuando empezó a faltar la gasolina y llegaron los problemas de abastecimiento, apareció la angustia entre la población y rápidamente la gente le volvió la espalda al movimiento.


P. ¿Qué efectos inmediatos tuvo Mayo del 68?
R. por un lado, un relanzamiento del marxismo como la explicación general de todo; por otro, un cierto movimiento de gente joven que se marchaba al campo para cambiar radicalmente de vida. El otro aspecto, a mi parecer, es que la civilización burguesa estaba muy segura de sí misma hasta 1968. La tesis era que la sociedad industrial desarrollada iba a disminuir al máximo las desigualdades, resolver el problema de la pobreza y generalizar la buena vida. Evidentemente, en la Europa del Este se decía que era el sistema comunista el que iba a crear el futuro más radiante. Pero en Occidente también empezó a ser evidente que allí donde reinaba el bienestar, también había una insatisfacción profunda.


P. ¿Mayo del 68 marca el fin del sueño de la felicidad?
R. La mitología de la felicidad de esta sociedad se hundía. Hice una encuesta sobre la evolución de la prensa femenina después del 68 y descubrí que las mismas revistas que hasta entonces les decían a las mujeres que siendo bellas y cocinando bien podían ser felices y conservar a sus mariditos cambiaron el mensaje para recordarles que envejecían, que sus hijos se marchaban de casa y sus maridos las engañaban. Resistid, era el mensaje. Era evidente que no se podía vender felicidad. Mi tesis es que los adolescentes, en tanto que la malla más débil de la sociedad aún no integrada, sienten de forma más intensa las tragedias y las carencias de la sociedad.


P. Desde el presente, ¿cuál fue el impacto de Mayo del 68?
R. Mayo del 68 debe ser relativizado hasta cierto punto, pero sigue siendo un electroshock. De entrada, porque fue una sorpresa gigantesca, y además porque convirtió a Francia en el único país en el que un movimiento estudiantil pudo desencadenar una gigantesca huelga obrera. Ciertamente, hubo un gran malentendido. En realidad, el movimiento estudiantil estaba apropiándose del papel revolucionario que se le atribuía a la clase obrera, pero fue la clase obrera la que se aprovechó de la situación para conseguir una serie de importantes aumentos de salario y derechos sindicales.


P. ¿Qué queda de Mayo del 68?
R. Para empezar, el acontecimiento fue totalmente olvidado. Es ahora, con esta enorme conmemoración mediática, cuando la historia resurge. La juventud pasa de fases estudiosas, aparentemente despolitizadas, en las que se diría que se ocupan exclusivamente de sí mismos, a despertar bruscamente con una explosión, a menudo provocada por un proyecto de reformas, de hecho, de minirreformas secundarias y estúpidas, que sirve de detonador a una revuelta estudiantil. Lo que es interesante es que una vez que ha comenzado la revuelta proporciona un placer maravilloso a sus protagonistas, porque les permite desafiar a la autoridad, a la policía. Entonces las autoridades les hacen caso, les reciben en los palacios, y cuando el ministro cede y les dice: de acuerdo, vamos a satisfacer vuestras reivindicaciones, entonces contestan: no, no. Queremos más. Y toman la calle y desafían al mundo adulto y se emborrachan de felicidad. Luego la revuelta se descompone porque, por un lado, un cierto número de elementos activistas intentan controlar el movimiento y se pelean entre ellos, y el tiempo pasa y el movimiento se deshace. Pero lo importante es que cada uno de estos episodios consigue que los jóvenes se politicen. Un proceso muy saludable para la sociedad francesa.