Thursday, October 28, 2010

Agonía y resurrección del libro


Fernando Savater


El libro es una realidad singular. No es un invento, sino que es algo que surge de nosotros, que es un atributo casi de la humanidad. Puede que Borges sea uno de los que lo han expresado con más claridad. Dice: “De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación”. Es decir, los demás instrumentos prolongan nuestro cuerpo y el libro es un instrumento que prolonga el espíritu.
Aristóteles no tuvo un libro, Séneca y otros autores no conocieron lo que es el libro en el sentido moderno del término, de modo que tampoco tenemos que escandalizarnos si futuros eruditos, si futuros escritores, si futuros creadores no tienen exactamente un libro como los que tenemos nosotros.
... Es verdad que la televisión puede estar funcionando y quedarse ahí funcionando sin que nadie la vea. La televisión se alimenta a sí misma, funciona y se da cuerda por sí misma. En cambio, un libro no se puede quedar leyéndose solo: el libro siempre está esperando el complemento que le ponemos nosotros.