Saturday, February 09, 2013

Peña Nieto y la opacidad, profecias y el Estado como espectador


Lunes

Profecía chestertoniana
Hace más de medio siglo. Chesterton alertó —en El hombre común— acerca de las desmesuras a que podría llegar la democracia en contra de quien se suponía su beneficiario por excelencia: la persona normal, el ciudadano promedio. El autor llamó la atención de sus contemporáneos en relación con un sistema de gobierno que, teóricamente, debe responder a la mayoría pero que, por algún sendero misterioso, se convertía en esclavo de las minorías. Con su peculiarísimo humor, el escritor inglés recordaba que, antes de la democracia, el trabajador podía ir a la cantina del barrio, al término de su jornada, a tomarse una cerveza y jugar cartas, apostando algunos peniques con sus colegas. En democracia, añadía, el juego le está vedado al hombre común, pero puede acometerlo legalmente el fuera de lo común: el rico que arriesga dineros propios y ajenos, en cantidades astronómicas, en la bolsa de valores. Y remataba su elenco de ejemplos con una premonición: algún día se prohibiría dormir a seis millones de ingleses comunes porque a seiscientos compatriotas excéntricos con capacidad de escándalo se les ocurriría sostener que la gimnasia bien puede, y mejor debe, sustituir al sueño.

Martes
"El Estado ya no es un espectáculo, sino tan sólo un espectador. Hubo un tiempo en que las multitudes acudían a los estadios a aclamar los discursos de los políticos, pero ahora son los políticos quienes han de ir a las tribunas a presenciar y vitorear el triunfo de los deportistas. Nada puede hacer el político por la disminución del desempleo. Sólo aplaudir. Ni por el crecimiento. Ni por los grandes cambios tecnológicos, de las costumbres, de los modos de vida, de los gustos o de las aspiraciones: no puede precederlos, ni ayudarlos, ni siquiera frenarlos. Las cosas seguirán así en tanto los políticos no aprendan la lección de los deportistas que es sólo una: No hay que renunciar jamás a los propios sueños".
Jacques Attali. Semanario L Express (año 2000)


Miércoles
Escribe Leo Zuckerman: "Confieso que me equivoqué. Yo pensé que el asunto de la Declaración Patrimonial de Peña Nieto y su gabinete iba a generar un escándalo. Para nada. Ni los medios de comunicación ni los partidos opositores aprovecharon el error para criticar y censurar al gobierno. Perdieron la oportunidad de exhibir al PRI y, de paso, demandar una mayor transparencia y rendición de cuentas al Presidente y su gabinete… Para empezar, los funcionarios no presentaron la información completa para saber el tamaño de sus fortunas personales. Ni cuánto tienen en el banco, ni dónde están sus propiedades, ni cuáles son los negocios de los que son socios. Sin esos datos, no podemos conocer la riqueza de cada uno de ellos al comenzar el sexenio y, por tanto, será imposible saber si se incrementó inexplicablemente durante su paso por el gobierno. Nunca, que yo recuerde, el PAN se había visto tan benévolo con un Presidente. Así se van a tardar otros setenta años en regresar al poder".

Jueves
Poema 12
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.
Oliverio Girondo

Viernes
Munier decía que el optimismo humano debía de ser un optimismo trágico: pensar que siempre podía ser mejor el mundo, pero nunca tan bueno como uno quisiera. 

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