Sunday, September 20, 2009

magnetismo

En el curso de toda mi vida, son contadas las ocasiones en que me he sentido atraído por mujeres bellas en el sentido general del término. A veces he ido andando por la calle con un amigo que de improviso comentaba: «¿Has visto? ¿Te has fijado en lo guapa que era esa chica?», pero yo, cosa extraña, no lograba recordar el rostro de esa «hermosa» mujer.
Tampoco me han fascinado jamás las modelos. No sé por qué pero es así. Ni siquiera en la adolescencia, cuando la frontera entre el mundo real y el de los sueños es tan imprecisa y los anhelos exhiben su fuerza de una manera casi prodigiosa, jamás me gustaron las chicas guapas sólo por el hecho de serlo.
Lo que me atraía no era la belleza externa cuantificable e impersonal, sino algo más absoluto que se hallaba en el interior. De la misma manera que hay quien ama secretamente los diluvios y los apagones, yo prefería ese algo recóndito que alguien del sexo opuesto emitía hacia mí.
A ese algo voy a llamarlo «magnetismo». Una fuerza que te atrae y te absorbe, te guste o no te guste, quieras o no. Quizá pueda compararse al aroma de un perfume.

No comments: