Por Andrés Hax
Un libro electrónico no es un libro y nunca será un libro. Y por más ventajas que tiene y que tendrá el e-book nunca hay que olvidarse que el libro electrónico no solo no es un libro; es un anti-libro. Por más que el contenido textual de, por ejemplo, La guerra y la paz, es idéntico en un libro que en un Kindle o un iPad, ese texto electrónico está muy lejos de ser un libro.
Cuando uno lee un libro está solo. Leer un libro es una acción solitaria, silenciosa (o no, si uno lee en voz alta), pero absolutamente personal y privada. Por lo contrario, cuando uno lee un libro electrónico hay siempre una empresa detrás que está leyendo lo que se está leyendo. Cada “página” que se da vuelta, los tiempos de lectura, la colección de libros dentro de su tableta — todo, todo vinculado con la lectura de ese texto, queda registrado en un servidor de una empresa privada.
Libro: entro en una librería, compro un libro con efectivo y me voy. Ese objeto es mío. Listo, se terminó. Si quiero, lo quemo o lo convierto en una obra de arte cortando sus páginas. Si no, lo puedo escribir, subrayar, anotar de la manera que se me antoja: con pinceles de varios colores, con broches, con papeles pegados, escritos, comentando el texto. Se lo puedo prestar a un amigo. Lo puedo dejar en el banco de una plaza para que lo encuentre otro…
Me compro un Kindle. Primero, ese aparato esta vinculado a mi nombre, a una tarjeta de crédito (no se puede comprar en cash) que esta vinculada a un domicilio legal.
el contrato que firmó, de facto, al comprar el Kindle y —además— el contrato que firmarás, de facto, cada vez que compras un texto electrónico para el dispositivo.
El sexto subtexto se titula: “Your Conduct”. Tu conducto.
Imagínate de vuelta en la librería. Pagaste tu libro en cash y estas por partir cuando el librero te para: “Momentito,” te dice. “Acercate acá que tienes que firmar un contrato si vas a leer ese libro. Por favor, no se moleste. Es un procedimiento común que les hacemos a todos nuestros clientes. Hay unas cláusulas sobre cómo usted puede usar el libro. Igual, no se preocupe si no quiere firmar. Ya le tenemos registrado y de hecho por comprar el libro ha firmado el contrato.”
Entre varias otras cosas, esta estipulado que no puedes prestar el libro; que, en el caso de diarios y revistas, Amazon reserva el derecho de cambiar los términos del contrato de compra; el aparato en si, y sus contenidos (tanto software como hardware) pertenecen a Amazon y no tienes el derecho de interferir con su funcionamiento de ninguna forma; Amazon recibirá información de tu dispositivo: “Anotaciones, bookmarks, apuntes, subrayados o tales marcas están respaldados por el Servicio, y la Información que recibe es sujeta al contrato de privacidad de Amazon.com”
“Amazon reserva el derecho de cambiar las condiciones de este Acuerdo… En el caso que lo haga tu uso continuado del dispositivo implica tu acuerdo de estas revisiones del contrato…”
Si Amazon decide que tú has quebrado con el contrato – o futuras revisiones del contrato – esta en derecho de suspender tu uso del dispositivo y cancelar tu acceso a toda la información que ellos tienen almacenados sobre tu uso del dispositivo y sus contenidos.
Yo resistiré. No me interesa firmar un contrato para leer un libro. No me interesa que una empresa me imponga las condiciones de mi lectura. No me interesa cambiar comodidad por mi privacidad. No me agrada el tono agresivo ni los términos del contrato en el cual el único con poder es la empresa proveedora. No acepto.