Thursday, August 28, 2008

Hora ciudadana




Sigo pescando señales del tema que abarca las portadas.
Para el presente inmediato todo parece indicar que, o la situación seguirá igual (el martes hubo 23 ejecuciones y aparecieron narcomantas en 5 estados) o tiende a empeorar (en medio de la discusión por el petróleo, por allí, en las páginas interiores, el secretario de hacienda declara que la inflación será mayor a la proyectada y el precio del diesel continuará al alza llevándose en la cola una buena cantidad de productos).
Vaya que la manera de dar informes a cambiado desde que yo era un pequeño (no digo chiquito por aquello de mis cuates albureros). Antes me cagaban los informes de Miguel de la Madrid porque no podía ver mis caricaturas favoritas, luego sucedió lo que todos recuerdan: las interrupciones opositoras y mensajes cada vez más breves hasta llegar a las apariciones -o desapariciones- de los ineptos de Fox y Calderón quien, ahora, se ha trepado a la ola mediática y he de soportarlo todas las noches por unos cuantos minutos. Yo mejor me voy a poner a jugar con mi perro porque no tengo nada que escucharle sino las mismas recetas y el mismo bla bla bla que nos meten año tras año. Cual miniserie gringa se dará por capítulos y una temporada cada anual. Bienvenidos pues a “la República del spot”. Cinismo inaudito.

Aquí les dejo unas imágenes y lo que pesqué -decía- en mis lecturas diarias.

La gente tiene un límite, debe tener un límite.
Estos idiotas no están a la altura. La inmensa mayoría de ciudadanos estamos asqueados de nuestra podrida clase política. Es cierto que eso no explica todos nuestros males y que como sociedad bastantes defectos tenemos como para andar endilgando toda la culpa a unos políticos que, a fin de cuentas, nosotros elegimos y consecuentamos, pero por eso mismo llegó la hora de no seguir tolerándolos. Exijámonos un mejor nivel de gobernantes y mandemos al demonio a estos mediocres. No tengamos miedo. Reclamemos con todo vigor nuestros derechos. Estos sujetos que nos mal gobiernan no sirven para nada. Ya está más que comprobado. Echemos de sus oficinas al mediocre Calderón y al resto de miasmas que los acompañan en la innoble labor de fastidiarnos la existencia.


De Dehesa:
Me consta que lo que comprobadamente no sirve de nada es quedarnos apoltronados en el egoísmo y la banalidad mientras el crimen y la impunidad prosiguen su avance en su tarea de secuestrar al país. Yo no quiero pertenecer a una nación de dejados, de esos que ni las manos meten o que se creen que ellos nada pueden hacer o que para eso le pagan al gobierno. Siglos y siglos hemos sido educados en el fatalismo y la resignación. En lugar de quedarnos baboseando en espera de que nos toque o no la fatalidad, o en espera de que todo se arregle solito, yo digo que en lugar de eso pensemos en la posibilidad de que ya sea nuestra hora y de que, convencidos de esto, salgamos a dar la impostergable batalla.
El argumento que tanto se esgrime de que la primera manifestación no sirvió para nada me parece falaz. Ser ciudadano implica ser valiente y ser tenaz. Mientras los gobiernos de este país no den muestra de mejoría notoria en su tarea de cuidarnos y cuidar la seguridad común; mientras esto no ocurra, ahí nos tendrán en la calle las veces que sean necesarias. ¿Que la primera marcha no sirvió? pues vamos por la segunda o la tercera o las que hagan falta.
Todos se cansan de declarar que el crimen es un azote, pero bien se cuidan de decir que el crimen es hijo de la impunidad que existe como directa responsabilidad (o irresponsabilidad) de los gobernantes. O sea que ellos son por corrupción o por omisión los grandes patrocinadores de la criminalidad en México. Por esto tenemos que hacernos presentes los ciudadanos, para observar a estos truhanes que gobiernan, para denunciarlos en sus enjuages, para marcar sus movimientos. Mientras la ciudadanía este ausente, toda corrupción es posible. Es indispensable y urgente que nos hagamos presentes con todo el empuje que nos da el ser buenos ciudadanos y con todo el gozo que proporciona saber que no estamos solos.

El país arde y decenas de mexicanos mueren diariamente. En Creel, Chihuahua, han muerto jóvenes estudiantes y un pequeño, pero sus infortunios no son difundidos estremecedoramente por las televisoras nacionales ni hay indignación de voceros.

De todas las bandas de secuestradores capturadas en los últimos diez años, ¿hay alguna que no cuente con un policía como integrante o cabecilla? ¿Ha habido alguna banda de secuestradores formada exclusivamente por civiles no afiliados a una corporación policial o ministerio público?.

Esta élite gobernante está contra la impunidad que los afecta, no la de sus protegidos.
Hagamos pues un llamado a la conciencia, la honradez o la simple vergüenza de los gobernantes y que el clamor sea por lo menos una molestia o una estridencia intolerable: si no pueden que se vayan.

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