Friday, July 25, 2008

¿Cuántos taxis hay?



De alguna parte
Hay muchísimos, basta con salir a la calle para convencerse. Si uno quisiera saber el número, podría preguntar, investigar, ir a consultar el padrón automotor de la ciudad, que supongo que debe de ser del dominio público. Pero el cálculo puede hacerse también sin preguntar, sin moverse del escritorio. Basta con deducirlo. Cada tanto, en realidad con llamativa frecuencia, aparece en los diarios la noticia de que un taxista honesto ha encontrado olvidado en su vehículo un maletín con cien mil pesos, y se lo ha devuelto a su dueño, al que ha localizado con mayor o menor esfuerzo. Es un clásico de la información. El dinero en juego puede ser más o menos, pero siempre es una suma que le solucionaría todos sus problemas a un taxista; de ahí el impacto del hecho, lo exorbitante del precio que se cobra la honradez. Supongamos que en la ciudad tal cosa sucede una vez por año nada más.
Pues bien, si miramos los taxis ocupados que circulan por la calle, podemos preguntarnos, para empezar, cuántos están transportando a pasajeros que llevan consigo maletines con cien mil pesos en efectivo. Necesariamente tienen que ser muy pocos. La generalización de la operatoria financiera mediante cheques, tarjetas y transferencias ha vuelto bastante anacrónica la manipulación de billetes. Yo nunca he subido a un taxi (ni a ninguna parte) con esa cantidad de dinero encima, ni conozco a nadie que lo haya hecho, pero hay que admitir que existe gente que lo hace. Aun dejando de lado lo ilegal o delictivo, puede tratarse de empleados de grandes empresas que pagan los sueldos en efectivo, o gente que hace alguna operación inmobiliaria, o una inversión bursátil. Digamos, quedándonos cortos, que uno de cada mil pasajeros de taxis lleva esa cantidad encima. Ahora, tomando ese universo restringido, preguntémonos cuántos de esos pasajeros que viajan en un taxi con cien mil pesos en un maletín pueden dejárselo olvidado. Si fuera yo, no me lo olvidaría, ya fuera mío el dinero, ya fuera ajeno (no sé en qué caso me cuidaría más). Realmente es el colmo de la distracción. Hoy día, digan lo que digan, no hay nadie indiferente al dinero, sobre todo tratándose de grandes cantidades. De modo que bien podría calcularse que no más de uno de cada mil pasajeros que toman un taxi con cien mil pesos se los dejan olvidados. Quizás sea más que uno, por ese conocido mecanismo psicológico que hace que cuanto más se preocupe uno por algo, peor le sale.




Pues bien, tomando el universo ya muy restringido de los taxis en los que alguien se ha olvidado esa enorme cantidad de dinero, queda por calcular cuántos taxistas tendrán el gesto de suprema honestidad de localizar al dueño y devolvérsela. Esto ya es más delicado, y supongo que el calculo se inclinará según la idea que se haga cada uno de la naturaleza humana. Hay quienes dirán que nadie es tan honesto; otros pensarán que ésa es una idea abstracta, y que puestos en el trance de la circunstancia real, la mayoría optará por quedar bien con su conciencia. Por mi parte, no sé qué pensar; nunca me he visto en la alternativa, nunca me he probado y no sé cómo pasaría la prueba de la realidad. Nadie es taxista por gusto; por lo menos no lo es toda la vida. Es un trabajo duro. Pesando los pros y los contras, yo diría que, en promedio, de cada mil taxistas puestos en la disyuntiva, uno devolvería el botín, y los otros novecientos noventa y nueve no.
Obtenidos estos números, invirtiendo el proceso, se obtiene la cantidad de taxis necesarios para que se dé un caso de que un taxista honesto devuelva los cien mil pesos olvidados en su vehículo por alguien que viajaba en él con esa cantidad encima. Como el caso se da en la realidad, y con bastante frecuencia, el resultado es mil millones (se lo obtiene de multiplicar mil por mil por mil). Con lo cual queda respondida la pregunta inicial. En la ciudad hay mil millones de taxis. Es decir, a la vez los hay (por la persuasión del cálculo) y no los hay (¿cómo iba a haber mil millones de taxis en una ciudad de 5 millones de habitantes?). Lo que nos demuestra que todo en la vida es simultáneo.

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