Cuando hago el amor con Pedro
me imagino que estoy con Carlos.
Cuando me toma Carlos pienso en Alberto
y si me tiene Alberto vuelve el deseo
de acostarme otra vez con Pedro.
Reniego siempre del que está en mis brazos.
Por tanto ellos me aman con más ardor que a ninguna otra.
Mujer, si tú me juzgas una gran puta,
un mal ejemplo, un monstruo
(aunque muy hermosa),
desde luego lo acepto y estoy de acuerdo.
Pero entonces, amiga, por favor quédate
con la horrible miseria de que te ame
tan sólo un hombre en vez de tres o cuatro.
me imagino que estoy con Carlos.
Cuando me toma Carlos pienso en Alberto
y si me tiene Alberto vuelve el deseo
de acostarme otra vez con Pedro.
Reniego siempre del que está en mis brazos.
Por tanto ellos me aman con más ardor que a ninguna otra.
Mujer, si tú me juzgas una gran puta,
un mal ejemplo, un monstruo
(aunque muy hermosa),
desde luego lo acepto y estoy de acuerdo.
Pero entonces, amiga, por favor quédate
con la horrible miseria de que te ame
tan sólo un hombre en vez de tres o cuatro.
(Pablo Silenciario, “Habla Melisa”)
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