Para figurar en el elenco de los más ricos del mundo es preciso superar la barrera de mil millones de dólares. Once mexicanos se hallan en esa situación. Su fortuna, reunida, se aproxima a los 100 mil millones de dólares, la décima parte del PIB. El mexicano más rico de todos, Carlos Slim, ocupa el segundo lugar, sólo adelantado por Warren Buffet. A gran distancia de Slim aparecen en la lista 10 mexicanos más. Alberto Bailleres (quien hizo crecer los negocios paternos, a los que incorporó El Palacio de Hierro, la gran tienda famosísima desde hace pocos años por sus campañas de publicidad) tiene casi 10 mil millones de dólares (es el 85º más rico del mundo). También a la metalurgia se dedica el Grupo México, de Germán Larrea, cuyos bienes suman poco más de 7 mil millones de dólares y aparece como tercero en la porción mexicana y 127 en la general. El cuarto es Ricardo Salinas Pliego, que posee más de 6 mil millones. Jerónimo Arango (247 en la lista mayor, quinto en la local) ex propietario de Aurrerá posee más de 4 mil millones; Isaac Saba (lugar 6/573) dueño de 2 mil millones; los mil 700 millones de dólares de Roberto Hernández, ex accionista de Banamex, -dejó de ser el principal banquero, pero aún se beneficia de haberlo sido-, le permiten ocupar el lugar siete en México y el 707 en el mundo. Emilio Azcárraga, en octavo lugar, heredó la primera cadena de televisión, y la salvó de la ruina es dueño de mil 600 millones lo que lo hace empatar en posición con Alfredo Harp Helú. En el décimo lugar aparece Lorenzo Zambrano, dueño de casi todas las cementeras del mundo cuyas acciones en Cemex le permiten poseer mil 500 millones de dólares. Ocupa el lugar 785 en el mundo. Estas cifras muestran que si bien no es verdad que menos cada vez tienen más, muestran también que son muy pocos. Todos han acrecentado su capital mediante el consumo: todos, día a día, contribuimos a mantener sus posiciones estratégicas, todos, querámoslo o no, contribuimos a su bonanza. Son los personajes que modelan nuestras vidas.
Los hay otros como Olegario Vázquez Raña, quien dejó la venta de muebles para entrar en la fabricación de armas y después hacerse dueño de la industria hospitalaria, gran competidor en hotelería y buscador de influencia política con un diario, una cadena de radio y un canal de televisión. María Asunción Aramburuzabala, está en el negocio de la cerveza, cuya principal marca es la de mayor consumo en el mundo. Lorenzo Servitje, creó en México el pan de caja, con el emblema del inocente osito Bimbo, que ha perdido toda inocencia. Los Ramírez, controlan desde Morelia el consorcio Cinépolis, uno de los tres que dominan la exhibición cinematográfica en el país. Roberto González Barrera, saltó de ser un fabricante de tortillas a la condición de dueño del único banco de importancia en manos nacionales. Y Jorge Vergara, quien además de vender dudosos suplementos alimentarios, compró en condiciones irregulares el equipo de futbol de la más intensa tradición.
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