Guanatos... difícil la muchacha!

Esta ciudad es rarísima. Hay días en que te parece enorme, como cuando los amigos están lejísimos, inalcanzables por ausentes, otros en los que el Dios que buscas habita en una iglesia cerrada o en esos días en que hay tanta lluvia en la calle que es imposible cruzar al otro lado.

Pero hay otros en que es pequeñita, como cuando volteas y la cantina está abierta y esperándote o ese día en que el libro o el disco que necesitas te encuentra revuelto en un puesto en el mercado.

Es tan extraña. Tan llena de luz y tan oscura, decente e inmoral, miserable y opulenta... virgen y puta.

Vivir en ella no es andar por un camino, es andar pegando de brincos asegurándote de no caer.

La odio y la amo de la misma forma en que ella me arropa y me aborta cuando quiere mientras sigue así, dejándose querer la muy cabrona, haciéndose del rogar y poniéndose facilita para que al final, nos entreguemos en orgasmos silentes.

Ella también me ve raro, a veces con ternura infinita como diciendo "hay que cuidar a este pendeja que apareció de la nada" y otras en que me voltea la cara y me da la espalda, o me patea el culo diciendo "Lárgate! que haces aquí?"

Un dolor se clava y una quiere ganarle la partida. Y estamos así, vengándonos la una de la otra, exigiéndonos la revancha, sin contabilidad de puntos ganados o perdidos.

Laextraño cuando me alejo y se que una parte de ella sueña conmigo también, pero no nos lo decimos, porque las viejas del norte no lloran o porque Jalisco nunca pierde, pero ahí andamos, nos complicamos la una a la otra y al final, no somos si no confidentes sin traiciones ni deudas.