Es la capacidad de una persona o una
organización para hacer que otros hagan o dejen de hacer algo, ahora o en el futuro.
“El poder se ha hecho más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de
perder”
Mejorar, fortalecer, modernizar y
adecentar los partidos políticos. Pocas instituciones hoy en día son tan
despreciadas y vilipendiadas como los partidos. Las personas decentes
sienten que son antros de corrupción, oligarquías
excluyentes. Poca gente piensa que los partidos están al servicio de los
intereses colectivos. Muchos solo existen para enriquecer a sus dirigentes. Se
han ganado su mala reputación, pero la energía política, la participación,
tiene que terminar en algo concreto que puede ser un cambio en las políticas
públicas, un cambio en las instituciones, un cambio en la manera de gobernar, o
un cambio de los gobernantes. Todo eso es lo que en teoría deben hacer los
partidos políticos. Interpretar, agregar y canalizar las preferencias y
necesidades de la comunidad a la que sirven. No puede existir una democracia
sin partidos políticos.
En otros países los partidos monolíticos, permanentes, potentes, históricos e impenetrables –como
los que ahora hay en México– desaparecieron… De ninguna manera estoy diciendo
que debamos fortalecer a los partidos políticos existentes con todos los vicios
que acumulan y que los hacen inaceptables para la gran mayoría de la sociedad.
Estoy argumentando que la gente honesta y comprometida tiene que
inscribirse y participar en partidos políticos o crear nuevos partidos que no
tengan los defectos de los partidos tradicionales. Deben ser más
dinámicos y ágiles, más horizontales, más innovadores y más transparentes y más
capaces de recoger el sentido y las necesidades de la población y
transformarlos en un plan de acción y agendas para gobernar.
Moisés Naím.- Vía LetrasLibres
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