Friday, November 16, 2012

Semana: Plagas, matar de lejos y fin de sexenio


Lunes
Quien mata de lejos lo ignora todo sobre el acto de matar. Quien mata de lejos ninguna lección extrae de la vida ni de la muerte: ni arriesga, ni se mancha las manos de sangre, ni escucha la respiración del adversario, ni lee el espanto, el valor o la indiferencia en los ojos. Quien mata de lejos no prueba su brazo ni su corazón ni su conciencia, ni crea fantasmas que luego acudirán de noche, puntuales a la cita, durante el resto de su vida. Quien mata de lejos es un bellaco que encomienda a otros la tarea sucia y terrible que le es propia. Quien mata de lejos es peor que los otros hombres, porque ignora la cólera, y el odio, y la venganza, y la pasión terrible de la carne y de la sangre en contacto con el acero; pero también ignora la piedad y el remordimiento. Por eso, quien mata de lejos no sabe lo que se pierde.

Las aventuras del capitán Alatriste


Martes
Libros:
Entre la libertad y la igualdad: introducción a la filosofía del derecho
De: Rodolfo Vázquez  
Editorial: trotta

Normas, razones y derechos: filosofía jurídica contemporánea en México
De: Rodolfo Vázquez   
Editorial: trotta

Miércoles
Fin de sexenio
Excepción hecha de Zedillo, desde el diazordacismo los fines de sexenio han sido trágicos, dramáticos o patéticos. Al parecer, los mandatarios saben terciarse la banda presidencial al pecho pero no desprenderse de ella. Dejar el poder no se les da. Sólo imaginar la nostalgia por el poder, los ciega y es cuando empiezan a cometer locuras: lloran y se arrepienten, cobran venganza al sentirse incomprendidos o quieren asegurar su legado, cualquiera que sea, a fuerza de complicarle la vida a su sucesor. Los cierres de sexenio han dejado más cicatrices que gratos recuerdos. Una y otra vez, los soportes de la estabilidad política, económica o social han sido vencidos por megalomanía de los presidentes que, a punto de dejar de serlo, se sienten imprescindibles y luego no saben dónde esconderse o adónde huir.

Jueves
Sabias palabras de Pamuk:
Los peores libros son las malas novelas. Así como los buenos libros me dan motivos para estar vivo, las malas novelas me deprimen y cuando noto este sentimiento aflorando de sus páginas, paro. Asimismo, no dudo en salir de una sala de cine si la película es mala. La vida es corta, y nosotros deberíamos respetar cada momento de ello.

Viernes
Revolviendo en mis correos antiguos tropecé con varias sorpresas, entre otros este texto (Las tres plagas) del 26 de abril de 2010 de Guillermo Fadanelli:

Nuestro país sufre el acoso de tres plagas que amenazan con no marcharse jamás hasta que pongamos el remedio sea por el medio que sea. Las describo brevemente.
La primera plaga: es necesario que los malos no nos engañen haciéndonos creer que son los buenos. No son los narcos el enemigo más importante de nuestra sociedad. Eso es una falacia y también un señuelo. Es la policía corrupta e inmoral que tiene como objetivo brindarnos seguridad la que ha puesto en peligro la idea de un estado sólido. No son confiables. Contra ellos debe llevarse a cabo la verdadera guerra.
La segunda plaga son los empresarios que carecen de responsabilidad social. Van contra de uno de los principios de Rawls que más aprecio. Si vas a enriquecerte debes crear bienestar para el resto de las personas de tu comunidad o por lo menos no hundirlas más ni aprovecharte de su indefensión.
La tercera plaga a la que me referiré es de todos conocida. La muerte de la representación pública en manos de los partidos políticos. Ocupados en sus propios intereses, en el ascenso jerárquico de su posición, en su bienestar económico no son capaces de unirse ni de acordar medidas para remediar los problemas que cualquier persona podría enumerar sin ningún apuro. Buscar alternativas a estas instituciones de ideología imprecisa, esmeradas en la corrupción y, además, objeto del más grande desprestigio, es una tarea a la que sin duda deben avocarse los ciudadanos.

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