Loverture, líder de la independencia, había quitado a Francia el dominio de la provincia haitiana. Entonces Napoleón Bonaparte envió a una escuadra con instrucciones precisas de cómo recuperar el control. Esas instrucciones constan en una carta que recibió el general a cargo de la reconquista y consistió en ganarse la voluntad del líder haitiano. Tratarlo con el mayor respeto, decirle “general” y que se viera en sus honradas caras francesas, admiración por el gran militar que consideraban que era. Una vez ganado por tantas atenciones, los invitó a visitarlo en el fuerte donde se encontraba.
Fueron a verlo, los recibió con grandes muestras de afecto y el ejército rebelde marchó frente a los militares de Francia con gallardía. Pasaba un grupo con su uniforme. Poco tiempo después desfilaba otro con no menos brillantez y luego otro más. Lo que no supieron los militares galos, era que se trataba de los mismos negros pero con distintos uniformes.
Quedaron —le dijeron— gratamente impresionados y, a su vez, lo invitaron a visitar la nave capitana de la escuadra que mandaba el general, por cierto, cuñado de Napoleón.
Viendo Loverture que ya eran “sus amigos”, consideró apropiado asistir a su vez, en correspondencia a su visita, al convite que sin duda, le aseguraron los honrados soldados y marinos napoleónicos, le darían. Sí, tan pronto como subió al buque francés, fue detenido, cubierto de cadenas y enviado a Francia. Esas eran las instrucciones que recibió de Napoleón, el general francés.