“Abunda gente en México con un poder adquisitivo proporcional a su vulgaridad. Propensa a la vanagloria”.
Estoy inconforme con la opulencia y la miseria; con los millones de mexicanos desnudos frente a los centenares de mexicanos hartos e inmensamente ricos; estoy inconforme con el jacal, con los harapos con que a veces se viste nuestro pueblo y que me produce desbordante indignación. Por eso hay que ser responsables y honrados, porque este país necesita todavía mujeres y hombres honrados y responsables. La responsabilidad y la honradez realizan un maridaje de suprema dignidad. La honradez consiste además en decir lo que se piensa, aun cuando decirlo no agradase a quien se lo dijese. Agrego que la honradez significa también huir de la adulación, que adular es arma de lacayos, que el servilismo y la adulación menguan la dignidad del hombre.
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