Tuesday, October 14, 2008

Ella


Hay que verla con esos jeans ajustadísimos, la blusa como otra piel, los zapatos de tacón altísimo, su breve cintura y una concentración a prueba de todo. Salen de un restaurante dos piernas perfectas, casi sobrenaturales, en una mini-minifalda. Más no se puede. La falda, hay que decirle de alguna manera, llega hasta el inicio de las nalgas. Ahí se detiene, no va más allá y ni falta que hace. Necesito respirar. Asoman unos calzoncitos de bolas rojas y blancas. Una total coquetería de esta mujer, de esta jovencita que no pasará los veinte años. Nadie la ve. O hacen como que no la ven, quizá, o ya andan demasiado borrachos. La jovencita cruza con su amiga y se sigue de largo. Se detiene por un momento para preguntar algo a uno de los demasiados taxis que buscan cliente. Se acerca a la ventanilla, se inclina y soy feliz porque el mundo es perfecto. Como esas dos nalgas, como esas dos piernas. En esta esquina del mundo sólo pienso en ella.

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