"No fue un solo verano de felicidad sino un verano todo de miseria y fuego. Fue un verano inolvidable pero no por razones obvias, sino porque lo recuerdo ahora como si sucediera ahora. No hay mayor dolor, dice Dante, que recordar el tiempo feliz en la desgracia... Una cosa era notable en Estelita: llevaba el sexo literalmente a flor de piel. La piel dulce, con labia en su cuerpo. Grandes labios, breves labios. Su sexo no sólo estaba entre sus piernas, sino que se extendía por todo su cuerpo como una segunda piel -o como su verdadera piel, aquella que revelaba su vestido, pero la piel oculta también. Era, de veras, de lo más perturbador. Nunca toqué la carne de Estela porque siempre se interpuso su piel, su frontera..."
Son líneas de La ninfa inconstante, la novela póstuma que dejó acabada Cabrera Infante (1929, Gibara, Cuba-2005, Londres). La ninfa inconstante verá la luz a principios de año
Wednesday, December 26, 2007
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