Friday, February 19, 2010

Nietzsche, carcajadas


Nietzsche, al final de Más allá del bien y del mal, imaginaba una lista de los grandes filósofos de la humanidad de acuerdo a la sonoridad de sus carcajadas. En los primeros lugares, aquellos que reían a boca suelta. En la cola, los solemnes de labios apretados. Nietzsche aborrecía intensamente a los filósofos que se empeñaban en desprestigiar la risa, quienes no entendían el valor del sarcasmo, el significado de la burla.

Hobbes no cerró los ojos al fenómeno de la risa. Estaba convencido de que la risa era una cuestión profunda, merecedora de un sitio relevante en su teoría geométrica del universo.
Para algunos, esa convulsión involuntaria y gozosa era simplemente el signo exterior de la felicidad. Un estruendo inocente; una expresión burlona que tiende a ridiculizar los defectos de los otros. Nos carcajeamos de lo grotesco, de lo ilógico.
En el derecho a reír está nuestro primer derecho.