Tuesday, November 17, 2009

Subrayados de La Balsa de Piedra

Todos saben que en Marte los hombres son verdes, mientras que en la Tierra los hay de todos los colores menos ése.

Hay ocasiones en que hasta a los bobos conviene oírlos con atención.

Nadie puede escapar a su destino, aunque puede ocurrir que de pronto caiga sobre nosotros el destino de otra persona.

Mal va el amor si no se dice todo, lo peor es cuando el amor acaba, se arrepiente el confeso y no es raro que el confesor abuse de la confidencia.

A las cosas les ocurre como a las personas, cuando no sirven se acaban, se acaban si dejan de servir.

Los amores nuevos, como no ignoran los observadores, es lo más fuerte que hay en el mundo, por eso no temen accidentes, siendo ellos mismos, los amores, como por excelencia son, la máxima representación del accidente, el relámpago súbito, la caída sonriente, el atropello ansioso.

Bien verdad es que las apariencias engañan, lo que generalmente se ignora es que engañan dos veces, razón por la que quizá sería mejor confiar en las primeras impresiones y no llevar más adelante la investigación.

El sentimiento de la envidia es quizá el único que no elige clases sociales y el de más asidua manifestación en el alma humana.

Los nombres que tenemos son sueños, con quién estaré yo soñando si sueño con tu nombre.

El mundo está lleno de coincidencias, y si una cosa no coincide con otra que le esté próxima, no neguemos por eso las coincidencias, sólo quiere decir que la cosa coincidente no está a la vista.

Las heridas del alma son profundas, o no serían del alma.

Porque hasta con exceso nos ha enseñado la experiencia cuán insuficientes son las palabras a medida que nos acercamos a la frontera de lo inefable, queremos decir amor y no tenemos lengua bastante, queremos decir quiero y decimos no puedo, queremos pronunciar la palabra final y nos damos cuenta de que ya habíamos vuelto al principio.

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