Wednesday, November 19, 2008

ejemplo bíblico


Hay un ejemplo bíblico de buena administración. El faraón de Egipto tuvo un sueño perturbador: siete vacas gordas devoradas por siete vacas flacas (Génesis 41). José lo interpretó como premonición: venían siete años de grandes cosechas y siete de hambre. Recomendó que en los años de abundancia se acumularan reservas de trigo con la quinta parte de las cosechas, y así evitó la hambruna siete años después.

José pudo haberse limitado a compartir la angustia del faraón, sin entender lo que estaba pasando. O pudo comprender y aceptar la tragedia resignadamente, como si fuera la voluntad de Dios. O pudo proponer una tontería.

A lo que voy es que todo problema puede ser claro, confuso o invisible, prestarse a definiciones diferentes (y aun opuestas) y llevar a distintas soluciones, o a ninguna, o a remedios peores que el problema. Las mejores soluciones parten de un buen diagnóstico, de los recursos disponibles y de una actitud pronta.

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