El viejo régimen cayó en crisis por su ilegitimidad política de cargo (eran impuestos en vez de elegidos), pero el actual régimen democrático puede entrar en crisis por su ineficacia directiva de cargo, por su incapacidad para resolver problemas. Aun si la titularidad de su poder es legitima, producto de elecciones libres y legales, la clase dirigente puede venirse abajo por su ineptitud e ineficacia. La legitimidad de nuestros gobernantes está en suspenso no por su origen sino por su desempeño.