"El público quiere estar informado por la prensa sobre los libros que aparecen. De ahí que haya surgido una rama de la crítica periodística dominada por gente que tiene contactos con la literatura. Sin embargo, si esa gente de veras tuviera algo que hacer en el terreno del arte, si echara raíces en él, con toda seguridad no se habría limitado a escribir articulillos; pero no, casi siempre son literatos de segundo o tercer orden, personas que tienen una relación lábil, más bien de carácter social, con el mundo del espíritu, personas que no están a la altura de las cuestiones de las que deben tratar. Y en esto precisamente consiste la mayor dificultad, imposible de eludir, y de la que surge toda la inmoralidad y el escándalo de la crítica. Mi pregunta es la siguiente: ¿cómo un hombre inferior puede criticar a otro superior, juzgar su personalidad, valorar su trabajo? ¿De qué modo puede suceder esto sin convertirse al mismo tiempo en un absurdo?".