Los personajes
públicos en general, y en especial los que efectúan giras de proselitismo,
están expuestos de manera natural a que una fotografía de ocasión (ante cuya
solicitud probablemente hubiese resultado ofensivo negarse) pueda ser utilizada
para sugerir relaciones o circunstancias que les son lesivas.
Ha tocado el turno
de esas asociaciones gráficas a Enrique Peña Nieto, quien ha sido mostrado con
un priísta sonorense, Rafael Humberto Celaya Valenzuela, que a su vez fue
detenido en Madrid bajo la acusación de formar parte de una avanzada
empresarial del cártel encabezado por Joaquín Guzmán, alias El Chapo, para
acometer un proyecto de expansión en Europa.
Celaya Valenzuela no
es un simple seguidor del PRI al que la suerte colocó en oportunidad de
enriquecer su álbum de Facebook. Buscó ser candidato a diputado federal por San
Luis Rio Colorado, Sonora (con tal enjundia que incluso recurrió ante el
tribunal electoral para denunciar presuntas violaciones partidistas en su
contra), y luego, al estilo de los premios de consolación que en la política se
acostumbran, fue nombrado coordinador de la campaña de quien finalmente quedó
como candidato a diputado federal y, al menos de palabra, de la candidatura
presidencial en esa demarcación, aunque ahora todo sea negado por las cúpulas
priístas.
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