Amor.
“Desmayarse, atreverse, estar furioso,/ áspero, tierno, liberal, esquivo,/ alentado, mortal, difunto, vivo,/ leal, traidor, cobarde y animoso,/ no hallar fuera del bien centro y reposo,/ mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,/ enojado, valiente, fugitivo,/ satisfecho, ofendido, receloso;/ huir el rostro al claro desengaño,/ beber veneno por licor suave,/ olvidar el provecho, amar el daño;/ creer que un cielo en un infierno cabe,/ dar la vida y el alma a un desengaño;/ esto es amor: quien lo probó lo sabe”: Lope de Vega.
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Impostor
“Me dormí, una tarde de verano en el campo, en una fuente vacía. No daban conmigo por ninguna parte. Una señora, próxima a la familia, me encontró por fin, me llevó a su casa. Después contó que me resistí, que grité incluso, que traté de escaparme. Cuando, mientras me vigilaba, bien guardado, mandó aviso a mis padres, se topó con una respuesta sorprendente: yo había aparecido; estaba en la cocina, cenaba. La señora despidió a mi doble, que huyó aterrorizado. Todavía me queda la duda: ¿Era yo el niño que la señora libertó y despidió aquel atardecer con unos caramelos? ¿Era yo el que cenaba en la silenciosa soledad de los castigos? Si la respuesta es afirmativa corresponde a la primera pregunta, está claro: soy un impostor”. Justo Navarro
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Amistad
“Para que dos hombres sean íntimamente amigos deben atraerse y rechazarse sin cesar por algún concepto: se necesita que estén dotados de genios de igual fuerza, pero de diferente especie; de opuestas opiniones, pero de principios semejantes; de odios y de amores diferentes, pero de la misma sensibilidad en el fondo; de temperamentos contradictorios, pero de inclinaciones idénticas; en resumen, de grandes contrastes de carácter y de grandes armonías de corazón.” Chateaubriand
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Whisky
Las ventajas del whisky sobre los perros son legión; para empezar, el whisky nunca te lamerá la mano; tampoco necesita que lo alimenten, ni que lo desparasiten con regularidad; no requiere de una perrera, ni que le recorten las uñas, tampoco que lo corten el pelo. El whisky se queda quieto y en silencio en un rincón hasta que se le necesita. A decir verdad, el whisky tiene la horrible costumbre de acabarse, pero los perros también. W. C. Fields