Hay relaciones de pareja que desde el principio anuncian nubes negras y tormentas implacables. Las hay que pasan de largo y resultan tan insulsas que no provocan más que hastío y bostezos. Algunas inician bien, pero más temprano que tarde se ven envueltas en conflictos mil que terminan por anularlas. Sin embargo, existen otras que se conectan con tal perfección que todo lo que alcanzan lo convierten en belleza.