Desaparecidos
Miguel Ángel Granados Chapa
Han proliferado en México, en los años recientes, tres formas de privación ilegal de la libertad. La más difundida, y contra la que formalmente más se lucha, es el secuestro mercenario, es decir el que se practica como negocio, en que se exige el pago de dinero para rescatar a la víctima.
Los ha habido célebres, que figuran en la agenda pública durante un tiempo y hasta generan reacciones sociales y oficiales que en apariencia o realmente aceleran su combate. Y los hay tan de todos los días que, aun cuando su ejecución no llegue a los espacios y tiempos de los medios de comunicación, forman parte de la vida común de ciertos sectores vulnerables, pequeños y medianos empresarios, por ejemplo, pues los deudos de las víctimas se someten a las reglas de los verdugos y ni siquiera dan parte a la autoridad, temerosos de que complicidades ocultas empeoren la situación.
Los ha habido célebres, que figuran en la agenda pública durante un tiempo y hasta generan reacciones sociales y oficiales que en apariencia o realmente aceleran su combate. Y los hay tan de todos los días que, aun cuando su ejecución no llegue a los espacios y tiempos de los medios de comunicación, forman parte de la vida común de ciertos sectores vulnerables, pequeños y medianos empresarios, por ejemplo, pues los deudos de las víctimas se someten a las reglas de los verdugos y ni siquiera dan parte a la autoridad, temerosos de que complicidades ocultas empeoren la situación.
Los levantones, otra forma violenta de privación ilegal de la libertad, suelen ser realizados por la delincuencia organizada, y las más de las veces son preámbulo del homicidio. En esos casos, media un lapso corto entre la captura y el hallazgo del cadáver, el suficiente para torturar a la víctima y arrojar su cuerpo con la intención de que se le encuentre y su hallazgo constituya un mensaje, si no es que lleva adosado uno explícito.
Finalmente, pero no con menor importancia, ha crecido el número de desapariciones forzadas de personas. En su comienzo pueden asemejarse a los levantones, pero sus víctimas no necesariamente mueren, o no de inmediato. Se distinguen de otras formas de privación ilegal de la libertad en que sus perpetradores son agentes del Estado, o actúan en connivencia con él.