Acabo de leer esta estupenda anécdota en un articulo publicado en Proceso por Enrique Krauze:
La escena ocurrió en el departamento de Octavio Paz, durante la visita oficial de Jimmy Carter, en febrero de 1979. México vivía el delirio petrolero y López Portillo atravesaba el cenit de su presidencia imperial. Llegó eufórico y lenguaraz. “Vino hacia mí Carter –nos contó– y en el momento en que le apreté la mano me dije: ‘¡a éste ya me lo chingué!’”. Se burlaba del “pobre” Carter, que mientras “pedía perdón” a los mexicanos en el Congreso sufría la “venganza de Moctezuma”. ¡Qué perdón ni qué ocho cuartos! Ahora, con la nueva e inagotable riqueza petrolera, “administrando la abundancia”, México vengaría la afrenta de 1847 (que él, como descendiente de una vieja familia criolla, vivía con un resentimiento contemporáneo). Sirvieron las copas y propuso un brindis: “¡por la Reconquista!”... Conocemos el desenlace.
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