Tuesday, December 06, 2011

#LibreriaPeñaNieto

En términos puramente político-electorales, lo grave no es que no haya podido enumerar al menos tres libros que hayan marcado un parteaguas en su construcción personal. Eso, en el fondo, es lo que menos debe preocupar a los priistas. Quien piense que el electorado realmente va a castigar a un político por ser inculto es que no conoce al electorado. El problema no es necesariamente ser inculto (muchos grandes gobernantes de la Revolución lo fueron). El problema es exhibir en público esa falta de recursos intelectuales para salir al paso de los desafíos de la realidad, una realidad que nunca obedece a un libreto. Resulta francamente asombroso que, sabiendo que se presentaría en la Feria Internacional del Libro, Peña Nieto no se preparara para responder las preguntas que, de manera previsible, le plantearía la prensa. Cualquier que haya estado dos minutos en la célebre FIL sabe que todo gira alrededor de la (bendita) cultura del libro. Que Peña Nieto haya llegado desprovisto de respuestas (elementales incluso) exhibe un descuido que revela falta de preparación y un exceso de confianza completamente injustificado... Enrique Peña Nieto se equivoca si cree que su ventaja está blindada contra su propia ineptitud y descuido. Hombres más poderosos y carismáticos han caído en desgracia electoral víctimas de la soberbia. León Krauze


En cuatro minutos que estuvo fuera de su hábitat, Enrique Peña Nieto se mostró con nitidez como un baldío político incapaz de mencionar tres obras literarias que hubieran influido marcadamente en su vida, y cometió tales errores y actuó de tan deplorable manera que hizo preguntarse a muchos si un personaje con tal incultura e incapacidad escénica puede aspirar a gobernar un país con tantos problemas y tan harto de frivolidad e incompetencia como es México... Fuera de los estudios televisivos y sin apuntador óptico para enfrentar lo imprevisto (el famoso teleprompter), llevado por una pregunta simple (e incluso amable) hacia zonas ajenas a los discursos redactados por los asesores o las declaraciones dictadas por los estrategas de imagen, Enrique Peña Nieto sufrió para no hundirse totalmente en el ridículo en la Feria Internacional del Libro... De lo estético a lo patético: el figurín de telenovela, el político que, según se ve, dedica más tiempo a la parte externa que a la interna de su testa, exhibió dolorosamente los efectos nocivos de la adoración intensiva del gel.