- Señor Brul; escuche lo que voy a contestarle. Escúcheme con atención. Sus estudios no son más que una broma. Es lo más fácil del mundo. Desde hace generaciones, se intenta hacer creer a la gente que un ingeniero o un sabio son hombres de élite. Pues bien, yo me río; y nadie se lleva a engaño: es más difícil aprender a boxear que aprender matemáticas. Si no, habría en las escuelas muchas más clases de boxeo que de aritmética. Es más difícil llegar a ser un buen nadador que escribir correctamente. Si no, habría muchos más entrenadores de natación que profesores de gramática. Todo el mundo puede ser bachiller y, en efecto, hay muchos bachilleres, pero ¿cuántos de ellos son capaces de tomar parte en una prueba de decatlón? Señor Brul, odio los estudios porque hay demasiados imbéciles que saben leer: pero ni estos imbéciles se equivocan, porque se pasan el día leyendo periódicos deportivos y glorificando a los héroes del estadio. Y más nos valdría aprender a hacer el amor correctamente que devanarnos los sesos delante de un libro de historia.
Boris Vian, La Hierba Roja, 1950
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