Escribe Avishai Margalit:
Cuando las cosas se complican, los políticos duros se ponen a trabajar. Las relaciones entre política y ética tienen dos capas: una capa elevada que incluye decisiones sobre la vida y la muerte, y una capa rutinaria que entraña decisiones tediosas para conservar el poder. Romper la moralidad en la capa más elevada significa cometer un crimen. Romperla en la capa más baja tiene que ver con las faltas. Hablo de “crímenes” y “faltas” en el sentido moral, no necesariamente legal… El problema de Maquiavelo era una combinación de las dos capas: ¿Qué debe hacer el príncipe, el gobernante, para permanecer en el poder de forma gloriosa, de manera que permanecer en el poder también signifique aparecer en los libros de historia? La respuesta de Maquiavelo es proverbialmente familiar: eso requiere implacabilidad y astucia, engaño y una crueldad calculada. Maquiavelo pensaba que lo que exige la política es incompatible con la humildad.
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